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La impunidad

GILBERTO SERNA

¿Puede haber violación a las garantías individuales, sin que haya autoridades a las que se atribuya participación? o, ¿sin que el o los individuos protegidos en sus derechos les sean conculcados sus derechos fundamentales? He aquí el meollo del asunto. Estamos ante una decisión que se ajusta al ambiente que priva en la nación. No tocar a los hombres que están dentro de las élites del poder. El ministro Arturo Zaldívar, al que sus propios compañeros le encargaron que investigara si hubo o no violaciones a las garantías individuales en el caso del incendio a la guardería ABC, rindió su dictamen, responsabilizando de la tragedia, además de otros once funcionarios, al actual titular de la secretaría de Comunicaciones y Transportes, ex director del IMSS, Juan Molinar, al actual director del Seguro Social, Daniel Karam y al ex gobernador de Sonora, Eduardo Bours. En opinión del ministro "no responsabilizar, significa: convalidar que hay manera de maniobrar desde un cargo público para permanecer en él, pase lo que pase, sin importar que se haya hecho o que se haya dejado de hacer en relación con la vulneración de los derechos humanos".

No obstante, los ministros José de Jesús Gudiño Pelayo y Sergio Aguirre Anguiano descalificaron de inmediato el proyecto y se pronunciaron en contra de que la Corte señale a los funcionarios "responsables", considerando, además, inadecuado que se esgrima la autoridad moral de la Corte aduciéndose que otras autoridades fueron omisas en sus fallos. La mayoría de los ministros se mantuvo en la posición de que la Constitución, en su artículo 97, no da facultades a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para emitir señalamientos de tipo moral, político o ético, como lo había señalado el ministro en la reseña que se le encomendó. Lo tremendo del caso es que el pueblo llano y menos los padres de los niños que murieron el incendio de la guardería ABC no entienden de legalismos, ya que ellos sólo saben que los responsables están perfectamente identificados y que la molicie de las autoridades, hasta ahora, les han permitido escapar a la condena moral que significaría exponerlos al resultado de una investigación que pusiera al descubierto su desidia que tuvo las consecuencias que son del dominio público.

Antes del fallo se dijo que la Suprema Corte era la última aduana para las víctimas de la arbitrariedad, la negligencia y el abuso de poder. El que ese alto tribunal sostenga contra viento y marea que no se puede exponer a los responsables de los hechos ocurridos al ludibrio de la sociedad da qué pensar a quienes ignoran los vericuetos sobre los arreglos que se pueden lograr en las alturas del poder.

Es cierto que a la Corte, el precepto legal no le autoriza a emitir un juicio sobre lo que han hecho o no han hecho, ni le toca juzgar quiénes son o no responsables, ¿no sabrán esto los tres ministros que votaron a favor del proyecto que presentó uno de ellos, donde se señala a cada uno con sus nombres y apellidos entre los que destacan los prohombres a que ya nos referimos anteriormente? ¿O es cuestión de criterio? Esto es, ocho ministros de la Corte votan a que no deben incluirse las personas responsables de la tragedia, en tanto tres de sus compañeros opinaron que debe haber consecuencias y justicia ante la gravedad de los hechos. ¿o la ley permite o no a la Corte que en sus conclusiones se comprenda a los inculpados?, lo que hace inútil, en un caso u otro, que se ponga a votación Es un asunto en que la interpretación sale sobrando.

No estoy de acuerdo con que se identifique a la Suprema Corte con la proverbial Carabina de Ambrosio, como algo que no sirve para nada o que no sirve para lo que está ideado. Menos me gusta que se haga referencia a que la Corte es tan inservible como la carabina colgada de un clavo, que no inspira ningún temor.

La leyenda atribuye a un ingenuo campesino andaluz que asfixiado por las deudas decidió convertirse en bandolero para lo cual tomó su carabina echándose al monte. Sin embargo, careciendo de dinero no compró pólvora, enterándose todo el mundo que el arma era inofensiva. El botarate comprendiendo que la sola carabina no asustaría a nadie, se dedicó a trabajar en el campo, desengañándose de la vida de proscrito. En fin, tampoco estoy de acuerdo con la comparación que los estudiantes de leyes hacían de un ascensor que había en Palacio Nacional desde principios del siglo XX, diciendo que los ministros de la Corte eran igual de viejos, igual de lentos y de escasa capacidad.

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