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La Laguna con el Santos de espaldas

Periférico

LUIS GUILLERMO HERNÁNDEZ ARANDA

 L A derrota del Santos ayer contra el Toluca adquiere matices que van más allá del aspecto deportivo. La ilusión de volver a ganar un campeonato sirvió por unos días de catarsis para que la población dejara de pensar en la inseguridad que se vive en la región. Al no lograrse la meta, el enojo y la frustración es mayor en el contexto de crisis que actualmente se vive en La Laguna.

Aunque para muchos el futbol sea algo banal, lo cierto es que un triunfo del Santos hubiera sido una inyección de ánimo para una sociedad que en los últimos meses ha vivido con miedo por las balaceras, por los robos, al mismo tiempo que lucha diariamente por sobrevivir a una crisis económica que ha generado desempleo y el cierre de negocios.

El escritor mexicano Juan Villoro, en su libro Los Once de la Tribu, afirma que en México "el futbol es el regreso a la tribu, cuando estamos gritando con la cara pintada y las antorchas, nos damos vacaciones de la civilización".

Precisamente es lo que anhelábamos muchos laguneros ayer, celebrar una victoria del equipo de casa que nos diera por unas "horas" vacaciones de una realidad que al paso de los días se vuelve más difícil de sortear.

Un triunfo del Santos hubiera sido el pretexto perfecto para que la gente saliera a las calles a festejar, a tratar de recuperar los espacios públicos que han sido secuestrados por el miedo que genera la inseguridad ante la incapacidad de las autoridades de frenar la ola de violencia.

No debemos olvidar que el Santos para la Comarca Lagunera, es un símbolo de unión donde no hay clases sociales y todos vibran por igual con los colores verdiblancos. La final de ayer representaba la oportunidad de vivir una fiesta similar a la de 1 de junio de 2008, cuando el Santos venció en lo que fue el antiguo estadio Corona al Cruz Azul para en esa fecha alzarse con el campeonato.

En esa ocasión la gente venció el miedo y salió a festejar. Por desgracia ayer los penales impidieron que la historia se repitiera. La desilusión es mayor después de que el Santos tuvo todo para ganar en el tiempo reglamentario e incluso en la tanda de penales.

La noticia de la derrota del Santos se suma a las malas noticias de los últimos días, las cuales hablan del aumento del índice delictivo, de que viene el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, a Torreón y no se compromete a nada. Al mismo tiempo de que no hay fecha para el regreso de los Federales, los regidores en Gómez Palacio no trabajan y hasta los peces del Parque Las Etnias se mueren.

Alguien podrá decir que lo deportivo no debe mezclarse con los problemas que enfrenta la sociedad, sobre todo cuando la directiva del Club no apoyó públicamente la propuesta del Consejo Lagunero de la Iniciativa Privada para que los aficionados vistieran de blanco el pasado jueves y enviar un mensaje contundente al Gobierno Federal sobre la inseguridad que se vive en la región.

La postura del club puede cuestionarse, pero sin duda si ayer Vuoso no hubiera "abanicado" el pase de Peralta y tampoco hubiera fallado el penal, por unas cuantas horas La Laguna hubiera vivido una fiesta que dejara a un lado las tristezas.

Ayer tras la doble falla de Vuoso, vino a mi cabeza la frase del escritor Albert Camus quien jugara de portero y afirmara "la pelota nunca iba hacia donde uno la espera". Así también es la vida, nunca sabemos qué nos va a pasar y hoy más que nunca el futuro luce incierto en la región. Ya que no llegan inversiones, la inseguridad no termina y las nuevas autoridades municipales nos hacen añorar los tiempos de José Ángel Pérez; en fin que tenemos al Santos de espaldas.

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