La Laguna dedica domingo al Santos

Nunca es tan fácil conseguir estacionamiento en el centro a la primera. Tampoco que te atiendan en la zapatería tan pronto. Ni que el tráfico sea tan fluido por la Juárez o la Hidalgo. Menos en domingo al mediodía. Pero ayer sí.

No fue un domingo cualquiera. Aunque es día para levantarse tarde, parece que todos madrugaron. Que si los niños necesitaban zapatos, que si el vestido de la graduación, que si el mandado... todo antes de las 12, porque después "ya no salgo".

Y como siempre, todo para el último momento. Que la carne asada, que la discada o los pollos. Ah eso, sí, la "cheve" desde antes por si las dudas y eso para ya no salir. Porque aunque se consigue en todos lados, lo molesto es salir a buscarla.

Las calles se han pintado de verde y blanco. ¿Quién no lleva la playera del equipo de casa? Y todo prácticamente solo, como un verdadero desierto. Sólo los que no pudieron dejar para otro día algún pendiente, o uno que otro despistado.

En la misa los creyentes se acercaron a su fe. Guadalupe, el Socorro, Catedral o San José, en ninguna iglesia suspendieron misa, ni tampoco se vieron vacías. Al contrario, no está de más una oración.

La final siempre es buen pretexto para las reuniones familiares. Pero el Santos como protagonista, lo es más todavía. Especialmente en domingo.

Desde el sábado muchos se prepararon, pero como "buenos mexicanos", hasta el domingo antes de las 11 muchos otros salieron a ver qué compraban para botanear y para comer más tarde.

Para algunos más los zapatos ya no aguantarían otra semana, así que no quedó de otra. Y como pocas veces, los papás probándoles los tenis o los escolares con tal de agilizar el proceso.

"Éstos no señorita, pero éstos sí por favor, ¿dónde pago?", apresuraban a las muchachas con mejilla "tatuada" con el sello guerrero de una zapatería de la Rodríguez e Hidalgo. La fila empezaba a crecer conforme avanzaban los minutos antes de las 12. Aunque se escuchaba la transmisión de la radio local, nada como verlo por televisión, así que entre más pronto mejor para irse a la casa.

Pero muchos no alcanzaron a llegar. El partido entre Diablos y Santos estaba a punto de empezar y aunque todo estaba solo por culpa de los que dejan todo al último, no verían los primeros minutos de la gran final.

"No, está como al 50 por ciento, otros domingos estamos llenos, pero hoy tenemos como menos de la mitad de la gente", comenta una de las cajeras de la zapatería, que cobra rápido con tal de esparcir la fila.

Al salir se puede caminar tranquilamente, sin prisas, sin aventones, hasta llegar a los puestos donde se reacomodaron los antiguos ambulantes, que aseguran "no es como otros domingos". "Sí ha bajado, hasta más de la mitad, según nos venimos temprano a ver qué caía, pero pues no, pasa y pasa gente, pero toda muy a prisa y ni se detiene a comprar, sólo los que vienen por algo en específico y ya".

Nadie se quiere perder la final. La esperanza del campeonato es grande. El final del último partido en casa, el juego de ida en el Territorio Santos Modelo, mantiene el ánimo por las nubes. Equipo hay y todos sueñan con coronarse en Toluca. ¿Por qué no? Sólo los penales asustan, pero de ahí en más, hay material para "santificar" a los Diablos. Ya Dios dirá.

Por eso todo mundo aprisa. Lo único que detiene son los semáforos o el camión que no pasa. Ya huele a carne asada, ya huele a discada, ya huele a campeonato...