En realidad su nombre era Mohandas Karamchand Gandhi, los indios le llamaron Mahatma cuyo significado es Alma Grande. Considerado por sus gentes como el Padre de la Nación. Es uno de los más respetados líderes políticos del siglo XX. Hace más de cuarenta años leí un hermoso relato sobre su vida. Era abogado que hizo sus estudios en Inglaterra de la que su país logró su independencia en 1947. Practicó como método de lucha la no violencia. Él consideraba honorable ir a la cárcel por una causa justa. En conjunto, en intervalos entre libertad y sumadas las veces que esporádicamente estuvo en prisión, pasó siete años privado de la libertad. Fue arteramente asesinado por un fanático hindú que se oponía a su programa de tolerancia hacia todos los credos y religiones. Albert Einstein dijo: "las generaciones del porvenir apenas creerán que un hombre como éste caminó la tierra en carne y hueso". Las palabras del sabio fueron una exégesis adecuada a la grandeza pacifista de Gandhi.
Bien, este hombre que hacía enormes caminatas vestido con una túnica blanca y rústicas sandalias, apoyándose en un largo báculo, parecía no necesitar otros bienes materiales, seguido de cerca por sus partidarios a los que de vez en vez les soltaba una frase. Usaba el ayuno como su fortaleza, con sus arillos sobre el lomo de su nariz, era más bien flacucho, daba la impresión de debilidad, decía "la fuerza no viene de la capacidad física. Viene de una voluntad inflexible". Lo que bien supieron los británicos, a los que doblegó tan sólo con férrea decisión. Lo hizo sin arma alguna, aplicando su doctrina de la resistencia pacífica, que requiere más hombría que el que violentamente toma la vida de su contrario. Su tranquilidad de conciencia era su muralla y el peso de su conciencia hacía desfallecer a sus enemigos. Lo miré por última vez cuando su cuerpo era depositado encima de una pira funeraria a la cual se le prendió fuego, incinerando su cuerpo, dejando volar su alma entre la humareda, permaneciendo el murmullo de su voz: "la violencia crea más problemas sociales que los que resuelve".
"Ojo por ojo y el mundo quedará ciego", Creo que ha llegado ese momento. Además hemos quedado sordos. Llenos de pavor nos hemos refugiados en un rincón de la casa envueltos en las telarañas de nuestros miedos. Las banquetas cubiertas de sangre. Los demás somos cadáveres vivientes que horrorizados por lo que nosotros hemos creado nos contentamos con permanecer cerrados los ojos sin mover un solo músculo del rostro esperando no ser notados. Mientras, simulamos que a nuestro alrededor no pasa nada. Si acaso discutimos el sacrificio de cientos jóvenes, lo hacemos en voz baja al tiempo que nos cubrimos la nariz en un esfuerzo por no captar el olor a muerte. En un tremedal quedó aquello de "ama a tu prójimo como a ti mismo". Hay un rencor social que no acaba de saciarse. Oímos los noticieros, nos mostramos impasibles, Apenas nos distrae ver cómo le son entregados muñecos de niños requemados a un alto funcionario de la Federación. La escalera que conduce al cielo ha quedado sin peldaños.
En tanto, un joven aparece acribillado al día siguiente de su detención. ¿Ley fuga? No hay explicación que valga. Un prisionero en tiempo de guerra recibía mayor protección, en medidas humanitarias que acordaron las naciones en lo que se llamó la Convención de Ginebra, firmada en 1949 tras la Segunda Guerra Mundial. Era compasión que todo indica no se está dispuesto a tener con quien a su vez no muestra respeto al mínimo sentimiento de misericordia al ser humano.
¿Adónde vamos a llegar? Si te dan un golpe en la mejilla, debes poner la otra mejilla, decía el discurso de la Montaña. ¿Es esto una demostración de humildad? O es una frase hiperbólica dirigida a reformar la famosa Ley del Talión, que consignaba el principio de la reciprocidad, correspondiente a una era primitiva. El castigo debe corresponder al daño causado. O debemos dar cauce al deseo de venganza, manjar de dioses, que tiene sus raíces en el desquite ¿alma por alma, mano por mano, pie por pie, marca candente por marca candente, herida por herida, golpe por golpe, ojo por ojo y diente por diente?