Visita. Durante todo el día, los fieles católicos visitaron la imagen de San Jorge Bendito, para llevarle ramos de flores y medallitas, además de solicitarle su cuidado y protección, sobre todo para los niños. ARMANDO ACEVEDO / EL SIGLO DE DURANGO
Durango
Años atrás, desde temprano se tenía que cerrar la avenida 20 de Noviembre, debido a la gran cantidad de gente que acudía a venerar la imagen de "San Jorge Bendito"; ahora, la afluencia es menor, ya no existe la misma fe.
Así lo platicó María de Jesús Olvera, quien lleva 50 años vendiendo artículos religiosos en ocasiones especiales, afuera de la Catedral.
La tradición ya no es la misma, comentó la entrevistada, quien dice que desde hace unos tres años la venta de medallas, cuadros y otros articulos ha bajado mucho.
"Desde que era pequeña vengo a vender mis artículos aquí, y he podido ver cómo es cada vez menos el interés de la gente por San Jorge, muchos se van a otras religiones", dijo al indicar que hay poco interés de la Iglesia por impedirlo.
Otras personas afuera de la Catedral vendían a diez pesos los ramitos de flores, con la veladora y una medallita para bendecir.
REVERENCIA
La imagen de San Jorge fue colocada en la parte frontal de la iglesia, hasta donde se acercaban las personas a pedir protección, sobre todo por los niños en apego a la creencia católica.
Durante todo el día y en lugares diversos, se pudo escuchar la conocida frase: "San Jorge Bendito, amarra tus animalitos con un cordón bendito, para que no nos piquen ni a mí ni a mis hermanitos", mientras que familias entraban y salían de Catedral.
10
PESOS
Costaban el ramito de flores, veladora y medallita.
50
AÑOS Lleva doña María de Jesús vendiendo sus artículos religiosos.
El santo protector
La devoción por San Jorge Bendito llega a la ciudad de Durango, en 1749, con el obispo don Pedro Anselmo Sánchez de Tagle, quien ordena esculpir una imagen en madera estofada.
La escultura es policromada y encarnada, luciendo San Jorge un caballo blanco, y teniendo bajo los pies del equino a un dragón, símbolo del mal. Además nombra a San Jorge, en el mismo año, Santo Patrono de la Ciudad de Durango.
Es de mencionar que ante la desesperación del pueblo por el alto índice de picaduras de alacran, optó por creer fielmente en la intercesión de San Jorge, ya que en esos tiempos no existía medicamento alguno que pudiera revertir el veneno del arácnido.
