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LA VIDA

MIGUEL ÁNGEL RUELAS TALAMANTES

De la vida misma

¿Cómo disfrutarla más si es tan corta?

Esta pregunta nos la hacíamos el otro día que conocimos de historias cercanas, donde sus personajes están aferrados a vivir del pasado, sufriendo toda una familia por cosas que ocurrieron hace tiempo y que no los dejan estar en paz.

No hace mucho escribíamos aquí de los papeles que cada quien adopta para representar a su propio personaje en el escenario de la vida.

Y hablábamos de los que se consideran víctimas, sujetos siempre a lo que ocurrió en el pasado, teniendo como personaje central a sus verdugos o quienes los dañaron.

Es cierto, no es fácil borrar el pasado, sobre todo cuando ha dejado profunda huella en nuestra existencia, pero la mente es tan poderosa y asombrosa que no sabemos utilizarla para que nos dé una manita. Hemos preferido utilizar lo que hemos visto, con gente cercana dada al sufrimiento y a la quejumbre, en lugar de buscar salidas apropiadas con un poco de esfuerzo.

Nuestra mente no la sabemos utilizar adecuadamente desde que empezamos a requerir de esfuerzos, por ejemplo para aprender en la misma escuela. Muchas cosas no nos gustan y menos aportar esfuerzos. Así, las matemáticas son el coco de muchísimos, porque requieren de una ilación de pensamientos y aportaciones sistemáticas que rehuimos por lo general.

En cambio quienes tienen la inquietud de conocer más, de preguntar todo, de no dejar huecos para concentrados ir aprendiendo, son los que más gozarán clases y etapas de la vida porque no han sido flojos ni conformistas.

Eso pasa con la vida misma. Todos sufrimos en los reveses que ésta trae, pero se carga más en los que no gustan de realizar esfuerzos para salir pronto adelante.

Un clavo saca otro clavo, nos decía un viejo maestro, refiriéndose a algún revés que teníamos, por ejemplo en el renglón sentimental.

Un familiar muy cercano nos dice que mucha gente pierde horas y días enteros sufriendo sus males imaginarios, en lugar de salir a buscar la felicidad. A nosotros mismos cuando nos ve abatidos nos anima para ir a la búsqueda de la cara opuesta de lo que ocurre.

Lo peor de todo es que muchas veces una persona abatida contagia a toda una familia, como lo vemos frecuentemente.

Ojalá podamos seguir ahondando en esta tema tan interesante y luego pasar a otro que se llama: Las ilusiones.

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