Es difícil creer en el discurso de la coalición opositora en Durango cuando el argumento para justificar la unión de partidos tan diferentes como el PAN y PRD, sea que se busca la alternancia en un estado que siempre ha sido gobernado por el PRI. Sin embargo, en caso de que ganaran las elecciones finalmente el que gobernaría sería un priista, en este caso José Rosas Aispuro, quien ni siquiera ha cumplido un año fuera de las filas del tricolor.
En este sentido se observa el pragmatismo electoral, el cual en la búsqueda del poder se sacrifican ideologías. El pasado 18 de enero publiqué un artículo titulado "La pesada herencia que dejará Ismael", donde hablaba del mal estado que guarda Durango en materia de economía y seguridad, indicadores que en medio de un proceso electoral pueden ser utilizados para atacar al partido en el gobierno, en este caso el PRI. Sin embargo, cómo creer que la coalición representa un cambio cuando Rosas Aispuro fue por décadas personaje activo de los gobiernos priistas que hoy tanto critica.
¿Cómo creer en la búsqueda de la democracia y por ende de la alternancia?, cuando en Ciudad Lerdo hay una lucha despiadada por el poder al interior del PAN. Los hermanos Castro Lozano (Rosario y Juan de Dios) impusieron a Carlos Morales como candidato a la alcaldía, como hace tres años cuando perdió contra el priista Carlos Aguilera.
En ese tiempo, fue muy común escuchar a los ciudadanos de Lerdo decir que no votarían por quien fue secretario del Ayuntamiento en la Administración de Rosario Castro, debido a su trato prepotente hacia los ciudadanos. A pesar de estos puntos negativos y al hecho de haber ya perdido una elección, Rosario Castro logró imponer a su "delfín" para impedir que esa postulación la ocupara Salomé Elyd de Katsicas. Quien ante las manifestaciones de apoyo de los panistas ya fue enviada a la "congeladora", al dejarla fuera de la terna para combatir por una diputación federal, es decir, el clan Castro Lozano la está castigando.
Si el discurso es que se busca a los mejores perfiles para poder derrotar al PRI, en la realidad esto no sucede. Además de Lerdo otro ejemplo del no escoger a quienes en realidad pueden ganar se presentó en la ciudad de Durango, donde el panista Rodolfo Dorador es el candidato para la alcaldía, esto a pesar de que estaba mejor posicionado Gonzalo Yáñez del PT, quien incluso ya fue presidente municipal de esta ciudad.
Dichas guerras internas por el poder han provocado que el PRD y Convergencia, ya hayan anunciado que no apoyarán a Morales en Lerdo, mientras que el PT retiró su apoyo a Dorador.
En Gómez Palacio las cosas tampoco andan muy bien. Es cierto, su candidato Augusto Ávalos ya está posicionado debido a que hace 3 años realizó una campaña electoral para el puesto de alcalde, sin embargo al interior del PAN y el PRD hay una disputa encarnizada sobre cómo quedarán integradas las planillas. Son muchos a los que no les importa si Augusto pierde o gana, para ellos lo importante es asegurar una regiduría, es decir, fieles a su costumbre los panistas en Gómez se pelean por las migajas. En esta lucha también se encuentran varios ex priistas que siguieron en su aventura a Rosas Aispuro.
En estos momentos la coalición no está compitiendo contra el PRI, sino contra ellos mismos. En la coalición el enemigo está en casa, pero no lo quieren ver. Esta situación sin duda favorece a los candidatos del tricolor, Jorge Herrera para gobernador, Rocío Rebollo para la alcaldía de Gómez Palacio y Roberto Carmona para Lerdo. Quienes aprovecharán toda la maquinaria priista y esa viaja tradición de los militantes de ser institucionales, lo cual les permite trabajar a favor del candidato en turno, independiente si en la contienda interna era su gallo o no, y es que los priistas sí entienden que el enemigo a vencer está fuera del partido.