Las manos
Las manos juegan un papel fundamental en el desarrollo de las relaciones humanas, son parte del intercambio, están presentes significativamente al dar y recibir. Son el vehículo de expresión de lo que cada quien carga en su corazón y en sus pensamientos, y además son las herramientas al hacer, construir y señalar. Son altamente significativas para cuando nos saludamos o nos ofendemos, cuando oramos o mostramos enojo; las usamos para escribir o declamar, agredir o expresar ternura... toda la gama de emociones se manifiestan al otro a través de las manos.
Existen la mano amiga, la amorosa, la afectuosa y muchas más que en expresiones populares se refieren a ellas. Decimos por ejemplo: “Es mi mano derecha”, para significar que alguien es importante para las tareas que uno realiza. O bien, pedimos que nos den una mano cuando estamos en apuros. Enunciamos también: “Ese médico tiene buenas manos”, o cuando nos referimos a un músico, escritor, pintor o escultor, decimos que: “Esas manos valen oro”, igual cuando nos referimos a un amigo... y hasta cuando hablamos de la reparación del carro, comentamos que tiene buenas manos. Hablamos de malas manos cuando vemos a alguien flaco y con problemas con su pareja... como también decimos: “Estar en buenas manos”, o “actuar con manos fuertes”. Las suaves y tiernas manos de la madre que con gran dulzura acaricia a sus hijos.
La piel de las manos tiene receptores nerviosos y cuando alguien a quien le tenemos afecto nos toma la mano, inmediatamente llega a nuestro cerebro esa información.
Vemos en los parques o por las avenidas y calles, cómo cruzan las manos las parejas de enamorados o a los amigos que se saludan con un fuerte apretón de manos. Cuando nos gusta algo aplaudimos con gran euforia y el palmoteo transmite esa alegría.
Las manos forman parte de un código de los pueblos y hay algunos que las mueven más para hablar, como los italianos. Otros pueblos las juntan y hacen reverencias delante del interlocutor, como en la India, Japón y China. Incluso las manos se utilizan para bendecir.
En el arte, la mano está todo el tiempo presente. Las manos del David de Miguel Ángel Buonarroti nos impresionan por su fuerza y a pesar que son de mármol pareciese que fuesen de verdad. También en la Capilla Sixtina admiramos ese gran fresco, obra del mismo autor, La creación de Adán. En infinidades de obras podemos apreciar las manos.
En el amor, las manos se convierten en herramienta de ternura y de conquista; un apretón de manos se transforma en un código de aceptación. Y no hay edad para comunicar la ternura, el afecto, el compromiso, la aceptación, el acuerdo; con las manos expresamos nuestra amistad así como nuestra consideración.
Regularmente decimos: “Dame la mano, por favor”, en los momentos difíciles de la vida, cuando solicitamos a alguien la ayuda o el apoyo que necesitamos. También se dice popularmente que encontramos a alguien “con las manos en la masa”, para explicar que se ha descubierto a la persona transgrediendo una ley o cometiendo un acto moralmente malo.
Algunas veces vemos a los hijos con sus padres o abuelos, que los llevan tomados de la mano. Los padres saben de la importancia de tocar a sus hijos, de conducirlos de la mano cuando lo necesitan, de ser la mano fuerte donde se apoyan.
Las manos son muy significativas. En los negocios son el código de aceptación del trato, del intercambio de servicios o del acuerdo o convenio, y en el ámbito interpersonal son el signo de comunicación más importante después de las palabras, pasan a ser algo de vital importancia en las relaciones humanas. Los movimientos de las manos, en el lenguaje de los sordomudos se convierten en herramientas de comunicación.
En fin, las manos en sí mismas, la mano amiga y el lenguaje de las manos son elementos que habrá que cuidar muy bien pues son verdaderas fuerzas para el impulsar el desarrollo humano.
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