El Papa Benedicto se llama también Benito ¿o sea que tiene dos nombres? No, lo que pasa es que el nombre de Benito es una contracción de Benedicto y los dos apelativos quieren decir lo mismo.
Eso es cierto, nada más que en español ya no lo vemos así: nadie va a decir que el Benemérito de las Américas se llamaba Benedicto Juárez. ¡No señor! Se llamaba Benito porque el día que nació es el día de San Benito y por cierto que dicen que a Benito Mussolini también le pusieron ese nombre porque sus padres admiraban al prócer zapoteca, al que el aire nunca le hizo nada (¿se acuerdan de aquella frase de que "le hizo lo que el aire a Juárez?").
Este caso está como el de Ramón y Raymundo que en sus orígenes son lo mismo pero se van desarrollando por caminos diferentes.
El que sí se voló la barda en cuanto a cambios fue el nombre de Jacobo, que es el mismo que Jaime, el mismo que Diego y también el mismo que Santiago y otros nombres. ¿Cómo pudo convertirse en tantos nombres tan diferentes entre sí?
Todo empieza con Yaakov que según la cultura cristiana es uno de los patriarcas que aparece en el Antiguo Testamento y que era hijo de Isaac.
El nombre de Yaakov se fue adaptando a las diferentes lenguas y de ahí surgieron los cambios. En griego se convirtió en Iacobos, en latín pasó a ser Iacobus y de ahí a Jacob y a Jacobo, sólo hubo un pequeño paso.
En latín medieval Iacobus se hizo Iacomu que en Italia generó el nombre de Giácomo, como Giácomo Puccini, el destacado músico, autor de La Bohemia, Tosca y Madame Butterfly entre otras famosísimas óperas.
En el oriente español Giácomo se convirtió en Jacmo y Jacme que dio lugar luego a Jaime, mientras en la zona occidental Jacomu se convirtió en Yago y en Tiago lo que condujo a que el santo de Compostela que era San Tiago, uniera ambas palabras y se quedara para siempre como el actual tan popular Santiago.
Yago pasó también a convertirse en Diago que por cruce con el nombre griego de Dídakos dio a luz el actual nombre de Diego como Diego de Montemayor que fue el fundador de mi querida Monterrey.
Pero no se vaya que aún hay más: en Francia Jacomu dio lugar al actual Jacques con la terminación "es" muy propia de los nombres en el francés antiguo y derivado de Jacme de donde procede el inglés James y los apellidos patronímicos Díaz y Díez. Y mejor ya no le seguimos escarbando porque quizá sigan apareciendo nombres.
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PREGUNTA DEL PÚBLICO: María del Refugio comenta: Soy secretaria, y cuando llaman a alguien y no se encuentra, dejo un recado a éste y le digo: le llamó fulanito, que lo llama más tarde. Me han dicho que no se dice "lo llama" sino "le llama" ¿Qué es lo correcto?
RESPUESTA: Ambas formas se consideran correctas.
Me despido con la frase célebre que dijo Arquímedes cuando no había pagado la tenencia: "Dadme una palanca y te tramito lo que quieras". ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.