Etapas. La restauración se dividió en dos procesos, uno arquitectónico y otra artístico, con las obras.
Tras un proceso de 4 años de trabajo en el que intervinieron más de 5 millones de pesos y el talento de una gran cantidad de restauradores, hoy será reinagurada la Capilla de Santa Ana de la Ex Hacienda de Hornos, que se encuentra ubicada en el ejido Venustiano Carranza, de Viesca.
Doradores del Estado de México, restauradores de Hidalgo, Tlaxcala y Saltillo, al igual que canteros de Zacatecas, bajo la batuta de Eduardo Elizade, fueron los encargados de levantar el esplendor a la pequeña joya que volvió a brillar en medio de La Laguna de Viesca.
Cerca de dos años de restauración arquitectónica y un año en la restauración tanto de las obras religiosas que ahí se encuentran, así como de los detalles del altar construido en madera y en cuyos colores originales predominan el rojo y el dorado, al igual que los nichos que se encuentran a una costado de la construcción reliogiosa, entregaron como resultado una nueva vida para la capilla que se inició a construir en 1652.
En la hacienda se encontraban ubicados "Los Talleres de Hornos", donde se fabricaban locomotoras, vagones de ferrocarril y tranvías una de las razones por las cuales la Ex Hacienda de Santa Ana Hornos fue uno de los testigos fundamentales del desarrollo económico de una región entera por cuatro siglos.
La iniciativa
A pesar de que el primer diagnóstico del estado de la Capilla y en general del estado de la Ex Hacienda estaba lejos de lo que realmente era, un grupo de laguneros de la sociedad civil y la iniciativa privada se dieron a la tarea de rescatar una de las construcciones más antiguas del estado. "Desde un inicio contemplamos en el proyecto rescatar la Hacienda completa, no sólo por su valor artístico, arquitectónico e histórico, sino por que esta rescate podrá ser un detonante contra la marginación para los habitantes del ejido Venustiano Carranza", comento el ingeniero José Armando García Triana, presidente del patronato de restauración de arte en Coahuila. Con recursos provenientes del Fondo Nacional de conservación de Monumentos Nacionales, la Comisión de Presupuestos de la 60 Legislatura, el Gobierno del Estado y Fundación Lala, aunados a la labor del Consejo "Adopte una Obra de Arte", se demuestra cómo la organización de la sociedad y la participación de los tres niveles de gobierno hacen posible la restauración de esta joya.
Algo de historia
La fundación de el sitio de Santa Ana es tan antigua como la misma incursión de las primeras misiones jesuitas que encabezó el padre Juan Agustín de Espinosa en 1598. Tras la expulsión de los jesuitas de la región y de todo el imperio español en 1767, una junta de árbitros temporales administró Santa Ana y todas la propiedad de la compañía en la región.
En 1820, Santa Ana pasó a ser propiedad de José María Herrera y, en 1842, Leonardo Zuloaga compró la propiedad. Quizá la Hacienda de Hornos tuvo su mayor auge en la época Industrial, que ubicó en esta propiedad uno de los talleres de fundición para la fabricación de locomotoras, vagones y tranvías, más importante de México.
Sin embargo, los tratados de Bucareli de 1923 que firmó el presidente Álvaro Obregón, llamados "La Amistad y el Comercio", en los cuales el gobierno a cambio de ser reconocido por Estados Unidos renunciaba a la elaboración de maquinaria pesada, terminaron por convertir un emporio económico en un terregal de olvido que finalmente fue expropiado en 1934 con la reforma agraria, sepultaron cuatro siglos de historia.
Un nuevo comienzo
Con la esperanza de un desarrollo a través del turismo, los habitantes de una región donde ya no es sustentable la explotación del carbón esperan combatir un alto grado de marginación que predomina actualmente en el ejido con un proyecto sostenible de bienes y servicios.
