Aunque a muchos les haya parecido de última hora, apresurados o incompletos los festejos por el Bicentenario de la Independencia, la verdad es que el mexicano guarda fuentes inagotables de alegría y capacidad para hacer fiesta. Esto fue evidente la noche del Grito. Que si no estuvieron a tiempo "La Estela de Luz" ni el Parque..., pues ya estarán; pero la celebración del pasado día 15 fue hermosa, llena del mexicano y desordenado colorido, mostrando la inmensa variedad de elementos que componen nuestra idiosincrasia. Todavía se harán muchas lecturas de estos festejos, y aún no termina el año, así que tiempo habrá para analizar si lo que se dijo caló en quienes tienen la mayor responsabilidad del destino de nuestro país, no en los siguientes cien años, sino en los más próximos.
En los últimos meses, mis lecturas se limitaron a obras impresas, unas publicadas recientemente y que me parecieron importantes revisiones de los eventos que estamos conmemorando. Para quien no aprendió la historia nacional desde la primaria, (mi caso) estas lecturas fueron de gran interés y se agradecen. Tres son novelas y un ensayo histórico revisionista. A través de la ficción, muchos autores han abordado temas históricos, ya que de esta manera se logra una mayor divulgación y se facilita un primer acercamiento a personajes y eventos históricos, y según el interés que despierten en el lector, lo conducirán a la búsqueda de fuentes más reales y fieles.
La primera de mis lecturas obtuvo el Premio Bicentenario Grijalbo de Novela Histórica; se trata de La insurgenta, de Carlos Pascual. Escritor, dramaturgo, guionista, director de escena, Pascual elige a una heroína insurgente, Doña María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de Quintana Roo como personaje central y desarrolla su historia a través de un recurso original: la convocatoria, con carácter de urgente que hace el H. Ayuntamiento de la Ciudad de México, para decidir primero el carácter de los funerales para "la dicha Doña Leona", discutiendo si serán con honores de Estado o de ciudadano ilustre; y segundo, el nombramiento oficial de la Insurgente de "Benemérita y dulcísima madre de la Patria." Para ello, se convoca a todos los ciudadanos que la conocieron o tuvieron algún trato con ella a presentarse y dar testimonio a favor o en contra de las dos mociones. En un estilo ameno y divertido, Pascual nos va presentando en los testimonios de personajes históricos, familiares, hombres y mujeres de la vida común, un retrato no sólo de Leona Vicario, sino de la época, "y lo hace con rigor histórico y un certero y dramático manejo del lenguaje."
La lectura de La insurgenta me descubrió a un personaje de la historia nacional que jamás habría imaginado: una joven educada, valiente, arriesgada y con una firmeza de convicciones admirable. Esta novela convirtió en ser humano lo que para mí sólo era el nombre de una calle.
Otra de las novelas leídas, de un escritor muy joven, Pedro Ángel Palou (Puebla, 1966) autor de cuarenta libros y que además de escribir ha sido periodista, árbitro de fútbol, chef, conductor de televisión, actor, rector de la Universidad de las Américas y Secretario de Cultura de su estado natal. Algunas de sus novelas han sido galardonadas con importantes premios literarios nacionales y ha incurrido con anterioridad en la novela histórica, dedicadas a Zapata, Morelos y Cuauhtémoc.
En Pobre patria mía - La novela de Porfirio Díaz, - personaje protagonista y narrador- lo acompañamos al embarcarse en el Ypiranga, y recorremos con él sus recuerdos y los sentimientos mezclados que le producen el fin de su mandato, el exilio, el distanciamiento de México. Como dice el historiador Enrique Krauze, "...hasta a los villanos de la historia hay que verlos con empatía, para entender por qué actuaron de una forma u otra." Héroes y villanos, todos fueron seres humanos con virtudes, debilidades, vicios o grandezas.
En el primer Centenario de la Independencia, a Porfirio Díaz le llevó cinco años preparar la gran fiesta del Centenario y dejó, entre otros, algunos de los monumentos más emblemáticos de México: El Ángel de la Independencia y el Hemiciclo a Juárez, construidos precisamente para señalar tan importante aniversario. Palou, en voz del dictador exiliado, lo hace decir: "La culminación de cien años de intervenciones, guerras civiles, saqueos: una fiesta mejor que la del festejo de la toma de La Bastilla. Sólo un ángel podría emular lo que la nación había alcanzado en un siglo: el Ángel de la Independencia, puesto en Reforma para que todo el que llegara a la ciudad supiera que éramos libres y soberanos." Con rigor de historiador y genio de gran novelista, Pedro Ángel Palou se adentra en la mente del desterrado patriarca -nos dice el editor en la contraportada- y consigue darle nuevamente voz en la primera y única novela del dictador en el siglo del Bicentenario
Aún en Torreón, a escasos tres años de haber sido honrada con el título de ciudad, se inauguran en 1910 el Casino de La Laguna (hoy parte del Museo Arocena) y la escuela "Centenario". Sin embargo, no existe en nuestra ciudad ningún monumento o construcción especial que conmemore o señale de alguna manera perdurable, los primeros cien años como ciudad...
Nellie Campobello, originaria de Villa Ocampo, Durango, y quien fuera directora de la Compañía Nacional de Danza, es la autora de una pequeña novela, -tercera lectura- "Las manos de Mamá", y que se incluye en la selección que el Prof. Antonio Castro Leal realizara para la edición conjunta de la SEP y Aguilar Mexicana de Ediciones, en 1960. En cinco tomos se reúne lo más representativo de la novela de la Revolución Mexicana, y la de Nellie, dice Don Antonio, "...presenta en cuadros de sencilla crueldad, con perspectivas de natural ternura, una visión infantil y dramática de la Revolución Mexicana."
Ya casi no me queda espacio para comentar la última lectura, "Contra la historia oficial - Episodios de la vida nacional: desde la Conquista hasta la Revolución", (Primera Edición en Debolsillo, marzo, 2010) del Doctor en Historia e investigador político del CIDE, José Antonio Crespo. Desde la introducción advierte: "...la historia es un ámbito que requiere también ser revisado con ojo crítico y auténtico afán de conocer el lado oscuro de nuestro pasado." En un lenguaje sencillo, Crespo va revisando la "historia oficial" por épocas y justifica su revisión de estos episodios porque "hace falta una visión de la historia que refleje lo que hemos sido, y no lo que hubiéramos querido ser." Muy recomendable lectura, que además, se puede iniciar en la época o personaje que más interese.
Y si los monumentos o espacios conmemorativos planeados no se acabaron en tiempo para ser inaugurados en la fecha prevista, al menos sí hemos tenido material de lectura importante para revisar e incrementar nuestro conocimiento de la historia nacional.