Cuando se enfermó de sida, los médicos del hospital se negaron a internarlo, ante el temor de que los contagiara.
"Le dijeron, 'no hay nada que podamos hacer por usted. Vaya a casa y espere la muerte''', dijo Do Thi Phuong, esposa del enfermo. Cuando ella se infectó también, no buscó ayuda, poque pensó que sería rechazada de igual forma. Hizo lo mismo que su marido, quedarse en casa a morir.
Pero escuchó noticias sobre una pequeña clínica que atendía a enfermos de sida en el Delta del Mekong, un lugar donde los estadounidenses entrenaban a los soldados de Vietnam del Sur durante la guerra.
Ahora, gracias a varias drogas suministradas por Estados Unidos, Phuong está recuperando la fuerza.
La clínica en el poblado de Tinh Bien es una de las 55 que financia en Vietnam el Plan de Emergencia del Presidente para la Atención del Sida (PEPFAR, por sus siglas en inglés), una iniciativa impulsada por George W. Bush cuando estuvo en el gobierno.
Mientras se desvanecen los recuerdos de la Guerra de Vietnam, que duró ocho años, el Estados Unidos que recuerdan los vietnamitas de más edad —de bombardeos, armas y químicos letales— ha cambiado en muchos lugares por la imagen de clínicas como la de Tinh Bien, donde 340 pacientes con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) reciben tratamiento.
Estados Unidos ha gastado más de 300 millones de dólares para combatir el sida en Vietnam, y proporciona ahora medicamentos a más de dos tercios de los 32,000 vietnamitas infectados por el VIH que reciben tratamiento. Con 85 millones de dólares erogados tan sólo este año, el PEPFAR representa el 80% del gasto humanitario de Estados Unidos en el país asiático.
La financiación cubre tratamiento, apoyo a las familias de los pacientes, programas de prevención y campañas para evitar que sean estigmatizados los enfermos en el país.
Los prejuicios hacia los portadores del VIH en el país quedaron de manifiesto recientemente, cuando un grupo de niños seropositivos que vivían en un complejo apoyado por el PEPFAR cerca de la Ciudad Ho Chi Minh, fueron inscritos en una escuela del vecindario. Se les expulsó al día siguiente ante las objeciones de los padres de otros alumnos.
"Las otras niñas no querían jugar conmigo", recordó Huyen, de 13 años, quien no dio su apellido. "Me señalaban y decían: 'Ella tiene sida'''.
Phuong temió también al estigma. Dijo que por mucho tiempo no se atrevió a decir a nadie que tenía el VIH.
"En las zonas rurales, lo único que sabe la gente del sida es que se trata de la 'enfermedad del siglo'. Tienen mucho miedo de infectarse, de modo que te rechazan", relató.
Luego, vio en la televisión un reporte acerca de que los medicamentos que podían prolongar la vida de los portadores del virus del sida estaban disponibles en Vietnam. Pero los médicos a quienes consultó le dijeron que no sabían dónde encontrar esas drogas.
Finalmente, un grupo de trabajadores asistenciales conoció el caso de la mujer, gracias a un amigo de ella, y la invitaron a la clínica.
"Los médicos y el personal aquí me tratan como a una paciente más", dijo Phong, de 30 años.
En el Centro Mai Hoa, hogar de niños rechazados en las escuelas, un monumento memorial en el centro sostiene filas de urnas con las cenizas de antiguos residentes.
Antes de que Estados Unidos comenzara a proporcionar medicamentos, "solíamos tener uno o dos funerales diarios. Ahora sólo tenemos uno al mes", dijo Tran Van Nhan, voluntario del centro.
El PEPFAR ha sido criticado por sus trámites burocráticos y porque Estados Unidos le ha prohibido gastar dinero para distribuir agujas y jeringas limpias, bajo el argumento de que ello fomentaría la drogadicción. Las agujas infectadas son el principal transmisor del VIH en Vietnam.
Bajo el gobierno de Barack Obama, el PEPFAR está reconsiderando esta estrategia, de acuerdo con Steve Mills, quien dirige las operaciones de Family Health International. La organización sin fines de lucro, con sede en Carolina del Norte, opera la clínica de Tinh Bien y otros programas en Vietnam y Camboya, financiados mediante USAID, la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional.
Algunos preguntan por qué fue elegido Vietnam, donde la incidencia del sida es del 0.51% de la población, muy por debajo de los índices de una epidemia generalizada. La mayoría de los 15 países del PEPFAR está en Africa, y Vietnam es el único asiático.
Pero para Mills, trabajar en Vietnam es algo especial.
"Me sigue sorprendiendo el que los lugares en que trabajamos eran campos de batalla", dijo.
Mills ha vivido en Hanoi durante cinco años y ha adoptado a un niño vietnamita.
"Como estadounidense que recuerda la guerra, estoy sorprendido de que los vietnamitas sean tan hospitalarios con nosotros, y me alegra que regresemos ahora para ayudar al desarrollo de su sistema de salud", expresó.