Libros

Cartas a los Jonquières

Cortázar, Julio

Editorial Alfaguara

Julio Cortázar fue un escritor prolífico en vida, y parece que a 26 años de haber cruzado la línea hacia ‘el más allá’ no está dispuesto a dejar de sorprender a sus lectores. Gracias a la decisión de su albacea Aurora Bernárdez -quien fuera su primera esposa- los seguidores del llamado Gran Cronopio tienen a su disposición un nuevo y sorprendente libro, de tipo epistolar, que ha venido a engrosar con más de 500 páginas su obra póstuma. Son arriba de 100 cartas las incluidas en este volumen, cubriendo más de 30 años de correspondencia que Cortázar dirigió a sus amigos argentinos Eduardo Jonquières, pintor y poeta, y su esposa María Rocchi, grabadora. El compendio abre con una misiva fechada en febrero de 1950, en Siena, Italia, y concluye con una redactada en Managua, Nicaragua, en febrero de 1983. Cada página es por un lado una muestra más de la extraordinaria calidad prosística del nativo de Bruselas y por otro una oportunidad única para adentrarse a su universo interior, pues bien pudiera tomarse estos textos como una muy completa autobiografía en donde aborda todo aquello que lo inquietaba para bien y para mal, así como el génesis de muchas de sus hoy reconocidas historias.

El síndrome de Tourette

Peña, Christian

Conaculta - CECAN

A su corta edad, Christian Peña (Ciudad de México, 1985) ha sabido hacerse de un lugar notorio dentro de la poesía mexicana, considerando que tres de sus cuatro libros lo han hecho merecedor de premios nacionales del género. El síndrome de Tourette -con el cual obtuvo el Amado Nervo en 2009- está integrado por tres poemas de largo aliento. En el primero, que titula al volumen, Peña se da a la tarea de analizar los propósitos del lenguaje, desmenuzando una voz que a veces parece propia y otras ajena, ignorando si se expresa por orden de su pensamiento o voluntad autónoma, mostrando a la palabra como enfermedad y al mismo tiempo cura. Gelsomina, el segundo apartado, es un canto al amor escrito desde adentro y simultáneamente visto desde afuera, un ejercicio de equilibrio en donde amada y amante caminan sobre la cuerda floja de los días, cautivados por las luces pero sin perder de vista el vacío. El autor cierra con Agujero negro, donde toma la figura de estos lugares invisibles en el espacio para recrear los miedos, esos que nacidos de la infancia desfilan continuamente entre el presente y la memoria. El poemario consigue envolver al lector desde la primera página, invitándolo a leerlo de forma continua y a retornar a él como un libro de cabecera.