Gerardo ‘Manitas de Piedra’ Piñón quiere seguir dentro del boxeo, y espera ayudar a niños y jóvenes. (Fotografías de Jesús Galindo López)
Muchos boxeadores no viven para contarlo, pero Gerardo Piñón Antúnez, es un claro ejemplo de supervivencia en el deporte de las narices chatas y orejas de coliflor.
Sin darse por vencido, el púgil gomezpalatino de 22 años de edad, ganó la pelea más importante de su vida: salir sano y salvo, de una peligrosa operación de emergencia, a la que tuvo que ser sometido, luego de la formación de dos coágulos en el cerebro.
El boxeo es un deporte de contacto, violento y por lo tanto sus protagonistas seguirán exponiendo su salud y en ocasiones su vida sobre el ring, en un espectáculo que atrae a millones de aficionados en el mundo.
Las medidas de seguridad y médicas son impuestas por todas las comisiones boxísticas del mundo, pero siempre serán insuficientes por los golpes a la cabeza, al igual que exponen sus existencias los pilotos de autos, toreros y practicantes de artes marciales.
El apodado "Manitas de Piedra" y el boxeo lagunero, no olvidarán aquel sábado 28 de agosto, cuando el púgil oriundo de Gómez Palacio, tuvo que ser sacado en camilla, del Museo Modelo de Ciencias e Industrial de Toluca, Estado de México. Había sucumbido frente al capitalino Óscar Blanquet, tras recibir un salvaje gancho al hígado y no poderse levantar a la cuenta de protección del réferi Guadalupe García, para decretarse el nocaut a los 2:57 minutos del cuarto episodio.
Pero el golpe a la zona hepática no fue el motivo de desvanecerse en su esquina, ante la presencia de su entrenador Julio Luna y quien lo asesoró en la contienda, Manuel Montiel, padre y manager del popular "Ko-chulito" Montiel.
"Sólo recuerdo cuando salí del vestidor, la campanada inicial del primer round, de algunos intercambios de golpes, me dicen los médicos que los coágulos ya los tenía desde antes, quizá desde 15 días previos al combate en la capital mexiquense".
En la tranquilidad de su hogar, en el corazón del Fraccionamiento Santa Rosa de Gómez Palacio, a pocos metros del Canal Sacramento, reconoció que al comenzar la contienda, donde estaba en juego el título mosca Continental de las Américas del CMB, ya se sentía mal y no supo lo que pasó en los siguientes rounds, hasta que despertó en la cama de un hospital. "Salí a golpear sólo por instinto, en verdad no tengo recuerdo de lo demás, pero es lo que me dicen, que estaba boxeando".
Cuando despertó, no conoció a nadie. Lo más dramático fue darse cuenta, que tampoco sabía quién era él. Tuvieron que sujetarle manos y brazos durante el tiempo que estuvo sedado, ya que se lastimaba con tantos manotazos que lanzaba y de esta manera golpeaba las sondas que tenía conectadas.
"Tuvieron que pasar un par de días, para empezar a reconocer a las personas, a mis papás que estuvieron a mi lado". Armando Piñón y María Raquel Antúnez Ramos, se trasladaron inmediatamente a la Ciudad de México vía aérea, gracias al apoyo recibido por el doctor Fausto García, el presidente de la empresa Boxeo de Gala y promotor de la función en la que participó el "Manitas de Piedra".
Su mirada cabizbaja y la enorme cicatriz en el parietal derecho, denotan en Piñón, la gravedad de la lesión que presentó, pero que gracias a la oportuna intervención de los médicos, logró salir airoso del nosocomio, donde fue intervenido para retirarle la sangre acumulada en su cabeza.
Sus últimos sparrings fueron Jesús "Tyson" Limones y Ricardo Román, previo a la hemorragia subdural que presentó, aunque la sangre fue drenada a tiempo y el daño cerebral fue menor.
El "Manitas de Piedra", debe tomar tres medicamentos durante todo el día. Neurotín, para prevenir la infección; Motrín, para evitar el dolor e inflamación; así como el Omeprazol, el cual no deja llegar cualquier tipo de irritación.
La derrota ante Blanquet, había sido la cuarta en su carrera como profesional. Gerardo en total, subió como profesional en 18 ocasiones, dejando su marca en 12 triunfos, con dos empates y cuatro derrotas.
Su victoria más sobresaliente, fue la primera semana de diciembre del año pasado, cuando en la capital del país, noqueó en diez episodios al tamaulipeco José Alfredo "Diablito" Zúñiga, para agenciarse el título Latino de peso minimosca versión Consejo Mundial de Boxeo (CMB).
"No puedo creer que me haya pasado esto, sigue sin caerme el veinte, pero le doy gracias a Dios, por esta segunda oportunidad que me dio de vivir. Obviamente ya no voy a pelear, pero buscaremos un trabajo fijo luego de mi recuperación total".
Su único pensamiento en la actualidad, es edificar un gimnasio de boxeo, para en un futuro enseñar a las nuevas generaciones en el terreno amateur y profesional. Tiene ofrecimientos por parte de Julio Luna en el Gimnasio de los Hermanos Rojas, donde siempre entrenó, así como de Carlos "Macho" García.
Precisamente este último, vivió en marzo de 2007 una situación similar, al desvanecerse en el Auditorio Municipal de Torreón, luego de sucumbir frente al regiomontano Fernando "Torito" Torres.
"Platiqué con el 'Macho' y me dio consejos, como el no desesperarme, llevar las cosas de manera tranquila, porque al final saldrá todo bien. Es feo lo que nos pasó a los dos, pero aquí estamos para contarlo".
En seis meses estará a la mitad de su rehabilitación y en un año, de acuerdo a lo mencionado por los médicos que lo atendieron, recuperará sus funciones en pleno. Hoy en día, mantiene algunos cuidados, como evitar el sol de lleno. Varios chequeos lo esperan tanto en la Ciudad de México como en La Laguna, para saber cómo camina su recuperación.
"La pierna derecha se me duerme, pero me dicen los doctores que es extraño, porque la operación fue en el parietal derecho y la reacción debe de ser en las extremidades opuestas. Primero es una sensación de dolor, luego de cero sensibilidad y después de pulsadas".
Advierte, que se cansa mucho al caminar, como si lo hiciera sobre arena. Después le da sueño y se duerme, es como pasa la mayor parte del tiempo. También el estar sentado lo agota, por eso no se esfuerza mucho.
"Camino y me voy de lado, a veces sí me caigo, no tengo mucha estabilidad. Es lo que me saca de onda, ya que antes corría muchos kilómetros y duraba muchos rounds arriba del ring, pero ni hablar".
Los doctores continúan asombrados, de que Piñón salió muy rápido de terapia intensiva y es que a diferencia de otros boxeadores que pasan por este mismo trance, duró pocos días en situación crítica. Luego de la operación, sintió mucha debilidad.
"Ya estoy en casa y gracias a Dios que estoy con bien. Me animan las visitas de mis amigos, me reconforta el espíritu y me dan ganas de salir adelante. Mis papás siempre han estado conmigo y pues en esta ocasión mucho más".
Gerardo es el cuarto de seis hermanos, donde están repartidos por igual, tres hombres y la misma cantidad de mujeres. Jesús Antonio y Luis Armando son los varones, en tanto que Cinthia Janeth, Claudia Elena y María Cecilia son las mujeres.
Como ex boxeador que es, no quiso dejar pasar el momento de brindar algunos consejos, para de alguna manera, evitar el mayor daño de los golpes en la cabeza. "Deben realizar mucho el bending (giro de la cintura sobre el eje horizontal), eso los saca de apuros, además de prepararse muy bien, en lo físico y en lo mental".
Lo único que tiene claro Piñón, es poder entrenar a niños y jóvenes, al ya no poder pelear. Su deseo es abrir un gimnasio pequeño, para enseñar lo que aprendió en su corta carrera como boxeador.
Otros casos
El último fallecimiento de un boxeador mexicano se remonta a julio del 2009, cuando Marco Antonio Nazareth murió en Puerto Vallarta, Jalisco.
Después de perderse una vida sobre el ring se hace la polémica, culpándose en varias ocasiones al réferi, a los servicios médicos, al promotor, a la comisión local o al organismo que sanciona la pelea titular.
Este suceso mortal se agrega al del mexiquense Daniel Aguillón en octubre de 2008 en la Ciudad de México, tras perder por nocaut ante Alejandro Sanabria en combate realizado en El Foro Scotiabank.
Aguillón dejó de existir cinco días después del nocaut que sufrió ante “Flakita” Sanabria, en el último suceso trágico de un peleador azteca en territorio nacional.
Varios mexicanos han estado involucrados en accidentes fatales sobre el cuadrilátero. En 1980, el campeón mundial de peso gallo, Guadalupe Pintor, doblegó en 12 rounds al galés Johnny Owen, y a raíz de la golpiza recibida, el europeo pereció el 19 de septiembre. Francisco “Kilo” Bejines se sumó a la lista de pugilistas muertos a causa de un combate sobre el ring, tras perder por nocaut técnico en 12 asaltos ante el estadounidense Alberto Dávila, el uno de septiembre de 1983, por la diadema de peso gallo. Otro mexicano caído fue Rafael Ruelas, quien cortó la existencia del colombiano Jimmy García.