Jersen es uno de 123 niños, de dos meses a 7 años, que fueron traídos el jueves a esta ciudad en el sur de Holanda. (AP)
En los brazos de su nueva mamá, Jersen Silvester Eefting, de 4 años, observaba con los ojos bien abiertos cada detalle del vestíbulo de un hotel después de un vuelo de once horas que lo sacó de la destrucción de Haití para traerlo a un nuevo hogar en Holanda.
"Me siento estupendo", comentó Roel Eefting mientras tomaba un video de su flamante hijito adoptivo a quien recién había conocido unos minutos antes.
Jersen es uno de 123 niños, de dos meses a 7 años, que fueron traídos el jueves a esta ciudad en el sur de Holanda. Llegaron en un vuelo contratado por el gobierno holandés y dos agencias de adopción para transportar a niños adoptivos haitianos a una nueva vida en Holanda y Luxemburgo.
Catorce de los 106 estaban destinados a Luxemburgo al cuidado de las autoridades de adopción en ese país, dijo la cancillería holandesa.
Envueltos en mantas para protegerlos del frío del invierno, los pequeños llegaron caminando o fueron transportados en brazos desde el Boeing 767 hasta un autobús que los llevó a la terminal de la base aérea militar de Eindhoven. Allí sostuvieron un emocional encuentro privado con sus nuevas familias.
Un niño saludó con la mano a los periodistas y dijo una palabra que pareció ser "Dag", "hola" en holandés. Otro tenía medias a rayas pero no zapatos. Al borde de la pista se veían bultos de nieve.
Ninguno de los niños resultó herido en el terremoto de la semana pasada en el país caribeño. Pero Macky Schouten, titular de la Fundación Holandesa de Adopción, dijo que fue difícil transportarlos desde sus orfanatos en Haití hasta el atestado aeropuerto de Puerto Príncipe.
"Tuvieron que llegar desde casas diferentes en una situación muy peligrosa", dijo.
Los niños fueron acompañados en el vuelo por médicos y psicólogos expertos en estrés postraumático, dijo Schouten.
Los pequeños durmieron durante gran parte del viaje. Después, a dos horas y media de su llegada a Eindhoven, se despertaron, recibieron una comida y una bebida, y empezaron a hacer lo que hacen los niños en todo el mundo.
"El avión era un amplio corralito de juegos", comentó la titular de la agencia.
El terremoto podría haber matado a unas 200 mil personas y dejó miles de huérfanos. Esa situación provocó una catarata de consultas de todo el mundo acerca de cómo adoptar a un niño haitiano. Antes del sismo, la nación caribeña ya tenía unos 380 mil huérfanos en necesidad de un hogar.
Los expertos advirtieron que no se apresuren los procedimientos de adopción. UNICEF dijo que trabajaba para prevenir el abuso y explotación de menores y para reunirlos con sus familiares.
Esta semana, 54 huérfanos llegaron a la ciudad estadounidense de Pittsburgh en una misión que involucró a funcionarios de la Casa Blanca, el Departamento de Estado y el Departamento de Seguridad Nacional. Los huérfanos recibirán atención médica y serán colocados en casas colectivas hasta que se complete su adopción.
La mayoría de los niños que llegaron a Holanda ya tenían familias asignadas. Algunos, como Jersen, fueron presentados por primera vez.
Eefting dijo que él y su compañera, Imelda Hutten, iniciaron el proceso de adopción hace cuatro años y medio. Estaban por viajar a Haití para recoger al pequeño cuando se produjo el terremoto.