En medio de la desesperación de cientos de haitianos, los cuerpos de rescate que llegaron de distintos países apenas comenzaron su organización para salir en busca de posibles sobrevivientes.
En medio de la desesperación de cientos de haitianos, los cuerpos de rescate que llegaron de distintos países apenas comenzaron su organización para salir en busca de posibles sobrevivientes, tres días después del terremoto que sacudió a La Española y que habría costado la vida de por lo menos 100 mil habitantes.
Rescatistas de Rusia, Estados Unidos, Islandia, España, Bélgica, Costa Rica, Filipinas, Bolivia y ahora de México, entre otros, se sumaran al esfuerzo, posiblemente tardío para auxiliar a cientos de personas que aún se encuentran bajo los escombros de la semidestruida capital haitiana.
Los primeros rescatistas de México (Cruz Roja, Protección Civil y el Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas) llegaron este viernes a las 06:00 horas locales (05:00 horas del centro de México) a bordo de un avión C-295 de la Secretaría de Marina, que llegó procedente de la ciudad de Santo Domingo en República Dominicana.
Al aeropuerto internacional Coussaint Louverture de esa capital ha llegado gente desesperada en busca de ayuda, principalmente solicitando el apoyo para rescatar a algún familiar que se encuentra bajo de los escombros de alguna edificación, tras el sismo del martes pasado.
Este fue el caso de una ciudadana haitiana de nombre Martin quien se acerco a cuerpos de rescate internacionales para que la ayudaran a rescatar a sus hijo de seis años, nacido en Estados Unidos, quien se encuentra bajo los escombros de lo que era su casa habitación.
Como este, decenas de casos se ven en instalaciones aeroportuarias, donde los distintos cuerpos de rescate instalaron su campamento.
En las calles, la gente sigue deambulando de un lado a otro, mientras que decenas de cadáveres yacen en las orillas de las calles amortajados o envueltos en derruidas sabanas.
Alrededor de las 05:00 horas locales se registró un nuevo sismo de mediana intensidad, que detonó el rezo y cánticos religiosos entre la población.