Una cúpula de concreto y metal de 100 toneladas de peso, que representa la esperanza para controlar la gran fuga de petróleo en el Golfo de México, llegó hoy a la zona del derrame, informó la empresa británica British Petroleum (BP).
Los ingenieros prevén iniciar esta noche el proceso de bajar la cúpula a una de las fugas del pozo, a unos mil 500 metros de profundidad.
Con ello se pretende comenzar el desvío del petróleo a una tubería y poder frenar el derrame quizás el próximo lunes, explicó el jefe de operaciones de BP, Doug Suttle, reportó la cadena CN.
Pero ese tipo de operación nunca se ha realizado a tal profundidad por lo que el éxito de la medida no estaba asegurado, reconocieron tanto ingenieros de la BP como funcionarios de la Guardia Costera estadunidense.
De funcionar el equipo podría absorber el 85 por ciento del petróleo que sale del lecho marino enviándolo a través de una tubería a una barcaza de carga.
Si se tiene éxito en esa operación, BP planea colocar una segunda cúpula de menor tamaño en la segunda fuga del pozo.
La empresa, que renta la plataforma Deepwater Horizon que se hundió y derrama el crudo desde el pasado 22 de abril, anunció el miércoles que había logrado frenar el derrame de petróleo de una tercera fuga, lo que redujo la complejidad de la operación.
Unos 800 mil litros de petróleo se derraman cada día y la mancha de petróleo tiene una dimensión de 208 por 112 kilómetros, reportó la Guardia Costera.
Las autoridades estadunidense tienen la esperanza de que los esfuerzos de contención eviten nuevos desastres hasta que se pueda excavar un pozo de escape alterno para detener la fuga en forma permanente, un procedimiento que podría tardar 90 días.
Se prevé que el buen tiempo y una mar tranquila mantengan el grueso del derrame sin llegar a las costas, por lo menos en los próximos días.
Pese a que imágenes de satélite parecen mostrar que la mancha había llegado al Delta del Mississippi y las islas barrera de Louisiana no había reportes confirmados de que el petróleo haya llegado a tierra.
El buen clima ha apoyado las labores de los barcos de respuesta que el miércoles por segunda vez en dos semanas prendieron fuego a una porción del crudo a la deriva.
Hasta ahora se han extraído del mar 23 mil 968 barriles de una mezcla de petróleo y agua.
Los gobiernos de Louisiana, Alabama, Mississippi y Florida se mantenían en alerta ante la posibilidad de que la mancha arruine el ecosistema de sus litorales afectando la industria pesquera y turística, vitales motores de sus economías.
A dos semanas del hundimiento de la plataforma petrolera se han derramado miles de litros del crudo y el accidente provocó la muerte de 11 trabajadores.