En colaboraciones anteriores realizamos una sucinta recapitulación sobre lo que denominamos la Agenda Ambiental, destacando asuntos que se mantienen en el tintero de soluciones, otros que continúan rezagados y unos más a los cuales no se ve por dónde resolver. Vale la pena comentar sobre esto como un ejercicio sobre lo posible.
Como 2010 termina siendo el año mediático sobre el problema de contaminación del agua para uso doméstico por la elevadas concentraciones de arsénico, es un asunto sobre el cual se espera que el próximo año se emprendan acciones que mitiguen o disminuyan los impactos en la salud de la población que tiene la desafortunada opción de consumir el líquido con el metaloide, ya que al menos en Torreón se instalarán los filtros en los pozos que se encuentran en condiciones críticas.
Sin embargo, es necesario dimensionar esta solución como una medida emergente y parcial. Emergente porque constituye una medida oficial reactiva a un asunto que ya es crónico, que requirió esa exhibición mediática para que fuese atendido, y parcial porque es una solución transitoria, de corto alcance y que atiende sólo a un segmento de la población vulnerable, dejando fuera de la misma a la población de otras cabeceras municipales y comunidades rurales de municipios vecinos donde esta cuestión es más grave que en la ciudad de Torreón, como Francisco I. Madero y San Pedro.
Lo cierto es que hidroarsenicismo y salud pública seguirán siendo noticia relevante en el siguiente año, en particular si se continúan divulgando notas informativas que refieran a este asunto de por sí grave, señalado como el principal problema socioambiental de la región. Quizá llame más la atención cuando los investigadores del ámbito de la salud den a conocer los resultados de sus estudios donde se asocia la ingesta de agua contaminada con el aumento en la propensión e incidencia de diabetes en aquellos sectores de la población donde se han determinado altas concentraciones de arsénico, o los resultados de éstas en los alimentos que se producen localmente, cuyos estudios preliminares son alarmantes y que inevitablemente tendrán impacto en las actividades o empresas que los generan.
Al respecto, es importante el manejo que se dé a esta información, ya que para quienes quieran tapar el sol con un dedo pensarán que es irresponsable su difusión pública porque afectaría la imagen de La Laguna en la atracción de inversiones foráneas, del turismo u otras actividades que inyecten recursos a la economía local, o dañen la imagen de las empresas asociadas a la sobreexplotación del acuífero, pero más irresponsable resulta ocultar esta problemática porque se juega con la salud de la población, y ésta es más importante que lo anterior.
Por lo anterior, el papel de los medios de comunicación es fundamental en ese dimensionamiento del problema, como lo es también la postura que asuman ante él los políticos que participan en la toma de decisiones, a quienes difícilmente les será posible evadir esta cuestión y probablemente sea un asunto prioritario de sus agendas electorales en este año venidero, so pena de pagar un alto costo si continúan omitiéndolo o sólo aplicando soluciones cortoplacistas.
Para quienes nos ubicamos en el espacio ciudadano, en particular los que participamos en grupos civiles o también llamadas organizaciones no gubernamentales, integradas en torno a Encuentro Ciudadano Lagunero (ECL), como quienes nos desempeñamos en los ámbitos académicos de las universidades locales, creemos que este asunto debe seguirse abordando en los medios de comunicación porque la ciudadanía tiene derecho a estar informada, no con fines amarillistas como pretenden calificarnos quienes desconocen el problema o tengan conflicto de intereses asociado a él, sino en forma responsable a la vez de proponer opciones que contribuyan en su resolución.