Conciencia. Antes de adquirir el compromiso matrimonial con una pareja, la persona debe tener claro la libertad, la voluntad y la madurez de sí misma.
Cuando el novio y la novia reciben el sacramento del matrimonio, para la Iglesia Católica se forma una alianza, que se reduce a una comunidad, de vida y amor.
El vocero de la Arquidiócesis de Durango, Víctor Manuel Solís, manifestó que el matrimonio tienen que ser un acto libre, voluntario y maduro, que da la garantía de una relación o alianza estable, para que cumplan con la cita bíblica "hasta que la muerte los separe".
Se acerca el mes de la familia, marzo, y con ello se hacen las recomendaciones convenientes para fortalecer los lazos entre las parejas y de aquellas que tienen descendencia, pero hay hogares en donde la calidad, el respeto y el amor no imperan, sino todo lo contrario, incluso con niveles de violencia.
El sacerdote mencionó que precisamente cuando faltan las características de libre, voluntario y maduro en un matrimonio, nunca fueron desde un principio, desde el noviazgo.
CAPRICHOS Y EXPERIMENTOS
Para el presbítero, algunos jóvenes ven el matrimonio como un juego caprichoso y egoísta. "Dicen nos conocemos, nos gustamos, nos casamos y nos divorciamos, para muchos el matrimonio es un capricho, -me gustas, me caso y luego me di cuenta que no te quiero-, lo que da como resultado la necesidad de salirse".
Señala que este sacramento se ve como un experimento, para ver qué pasa, y si no resulta, pues ahí se decidirá... "Lo ven como un matrimonio de kermés, hoy ésta y mañana puede ser otra", dijo.
RECONOCIMIENTO
Refirió el vocero de la Arquidiócesis que la Iglesia no reconoce el divorcio, pero sí la nulidad, basándose en causales muy puntuales, que son emitidas desde el Vaticano.
"El matrimonio es una comunidad de vida y amor; es común y es unidad, en todas sus formas, se refiere a dar vida a través de la procreación, por lo que si faltan los hijos por cuestiones naturales, se puede disolver la relación".
Comentó que en el campo de lo civil, el matrimonio representa una lacra en el seno de un proyecto ideal, mas no en el proyecto de Dios. "El divorcio es un peso muy frustrante que tiene que pagar como precio la sociedad inmadura y egoísta, y bajo estos criterios se llegan a juntar o emparentar, pensando que es de ensueño y duran tres segundos, porque la estructura se finca en el amor humano y no en el amor de Dios".
Dijo que la sociedad tiene muchos matices y es muy voluble, pero se debe pedir ser guiados y sostenidos por Dios.
Cuándo se declara nulo e inválido el matrimonio
La Iglesia enseña que el matrimonio es indisoluble; por lo mismo, ningún Tribunal Eclesiástico "disuelve" el matrimonio. El Papa puede llegar a conceder esta gracia, cuando el matrimonio celebrado no ha sido consumado o cuando existe el llamado "privilegio de la fe". Este caso se presenta cuando dos personas, no bautizadas, unidas en matrimonio de cualquier tipo, se separan, y ya separados, una de ellas se bautiza o desea contraer nuevamente matrimonio con una persona bautizada. Existen otras causales, que tienen que ser confirmadas.