Decía el biomédico Alex Comfort, en su "Edad Dorada": "Si procuramos mantener a lo largo de la vida la misma resistencia que mostramos ante la tensión, las lesiones y enfermedades que tenemos a los 10 años, es muy probable que al menos la mitad de nosotros pueda vivir durante 700 años".
Es evidente que la convergencia de inteligencia artificial, nanotecnología e ingeniería genética, nos permite alcanzar metas que tan solo la ciencia-ficción podía imaginar; entre ellas: mantener la salud, prolongar la vida y disfrutar del confort nunca antes tenido.
Dentro de poco, la esperanza de sobrevivir alcanzará -e incluso superará- el centenar de años y lo más importante, serán consumidos con buena salud y calidad de vida.
Nuestros sentidos corporales y las habilidades cognitivas, gracias a las nuevas técnicas y métodos de enseñanza, apoyados por los artefactos electrónicos para la comunicación, se desarrollarán hasta extremos nunca vistos; nadie puede dejar de reconocer la enorme cantidad de información que administra un menor en la actualidad, comparándola a la tenida por sus padres y ni qué decir de sus abuelos.
James Hughes, sociólogo y bioético, dijo: "lograremos comunicarnos con las máquinas a un nivel más profundo y éstas se convertirán en algo más cercano a nosotros. Gracias a ellas podemos acceder a un nivel evolutivo claramente más humano, que inaugurará una nueva era".
En contraparte, hay posturas afirmando que la raza humana peligra ante el mal manejo de ciencia y técnica. ¿Recuerda la película "David y Goliat", trama de la lucha entre supercomputadoras?
Gracias a los adelantos en la salud pública, la esperanza de vida aumenta cada día; habrá que esperar más descubrimientos con la nueva tecnología médica y sus avances en el dominio de la genética -células madres, por ejemplo- o la nanotecología, aplicada al bienestar físico de los humanos.
La aplicación de los descubrimientos de las últimas décadas, ha provocado grandes controversias entre liberales y conservadores, algunos pesimistas, aseverando que es mejor la muerte a perder el sentido de ser.
Para el caso, el cine occidental de ciencia-ficción, ha lanzado algunas propuestas de un posible futuro; ¿recuerda "Robot", historia del niño-máquina que debe ser destruido?
El boom de la esperanza se dio a partir del año de 1990, cuando Daniel Rudman, publicó un trabajo cuyo título era: "Efectos de la hormona del crecimiento en hombres con más de 60 años", provocando una revolución de expectativas en los mayores y despertando una corriente comercializadora de productos contra la vejez.
No es despreciable aspirar a vivir más tiempo; lo malo es que, con ese sueño, frecuentemente caemos en manos de charlatanes que nos ofrecen alternativas de juventud, mintiendo y aprovechándose de la tendencia que hemos desarrollado para creerles, ante las espectaculares noticias del desarrollo tecnológico.
En EUA y México, aparecieron clínicas contra el envejecimiento y medicamentos diversos que aseguraban estimular a la hipófisis para producir hormona del crecimiento; a la fecha, no hay evidencias científicas de que así sea y sí grandes sospechas de que son predisponentes para diversas enfermedades.
La realidad es que no hay medicamentos efectivos contra la vejez, aunque sí contemos con tratamientos modernos -regenerativos y demoradores- para vencer o retardar el daño corporal causado por enfermedades diversas; la resistencia de unos u otros humanos, tiene que ver con diferentes factores, como: étnicos, salud durante la vida, alimentación y cuidados al estado físico, así como hábitos personales; a últimas fechas, se han reconocido otros influyentes como el estrés y la contaminación.
Leonard Hayflick, genetista, ha estudiado la senescencia y dice que en los últimos 1900 años, el ser humano sólo ha logrado prolongar su esperanza de vida de 48 a 60; además, encontró relación con los cuidados de salud en infancia y la adolescencia.
También se ha descubierto que el envejecimiento tiene que ver con el acortamiento de los "telómeros", como se les llama a las cadenas de aminoácidos que forman al ácido desoxirribonucleico, base genética para la vida; al parecer, con la edad, van acortándose y, consecuentemente, originando cambios en las condiciones metabólicas, llegando la senectud.
Según Bárbara Mcclintock, Premio Nobel de Medicina en 1983, los "telómeros" son responsables del daño en el genoma, evitando se unan por las puntas, funcionando como una especie de "reloj celular" que calcula el número de sus divisiones, evitando continúen éstas, pasado cierto tiempo, dando lugar al envejecimiento; también ha observado que disminuyendo la longitud de las cadenas, se despierta el proceso de envejecimiento.
Al parecer, la senilidad es un proceso de "renovación biológica" y algunos biólogos hablan de la importancia de no vivir demasiados años.
Los sociólogos, intuyen que más de100 años de edad, alterarían las formas de vida social, incluido el concepto de familia. ¿Qué le parece?
Si usted aún tiene algún familiar anciano, aprovéchelo escuchándole y disfrute su experiencia.
Ydarwich@ual.mx