Ayer se cumplieron 10 años de la alternancia. Comparada con las expectativas que generó, es una década perdida, marcada por la mediocridad y los escasos resultados. Del miedo a gobernar de la primera hora, a los abusos del poder; de la frivolidad del foxismo al gobierno de cuates de Calderón. Poco que presumir y muchos déficit se acumulan en estos 10 años de democracia de baja intensidad.
El primer tramo de la alternancia -cuando el quiebre histórico y el entusiasmo colectivo parecían anunciar grandes transformaciones- se caracterizó por la renuncia a gobernar de Fox, su fragilidad emocional, su precariedad intelectual, y la usurpación del poder presidencial por la dupla formada por la verdadera "pareja presidencial": la señora Marta y Ramón Muñoz, lo que se tradujo en tráfico de influencias desde Los Pinos y el reparto del botín por El Yunque. Pero lo más significativo fue el soslayo del compromiso democrático, y el abuso de buena parte de los ingresos extraordinarios del petróleo que obtuvo México en esos años: el crecimiento desmesurado del gasto corriente.
"El asalto a palacio" (Guillermo H. Cantú dixit) fue cabalmente eso: la apropiación del poder por una camarilla sin proyecto de país, que jugó a reinventar la administración pública con "mapas mentales" y la asesoría de charlatanes. Dos personajes son emblemáticos de esa camarilla que ha demostrado su ineptitud a lo largo de esta década azul: Ramón Muñoz en el sexenio de Fox, y Gerardo Ruiz Mateos en el de Calderón.
Los panistas se toparon con el poder y no supieron qué hacer con él, no hubo visión de Estado ni brújula que guiara la alternancia. Hoy no hay un solo "pez gordo" en la cárcel -de esos que había prometido el foxismo- y, por el contrario, los escándalos de corrupción del panismo se multiplican y alcanzan a figuras de Los Pinos y de la presidencia del PAN porque, una vez en el poder, no resistieron la tentación del arca abierta.
La gigantesca administración pública que les heredó el PRI, les quedó chica para albergar a miles y miles de sus cercanos. De 2004 a 2009, el número de direcciones de área pasó de 2 mil 938 a 5 mil 69; las direcciones generales adjuntas de 782 a mil 247, y las direcciones generales de 644 a 968, y se crearon 79 plazas homologadas a subsecretario en el gobierno federal.
A los panistas les hizo justicia la alternancia. Muchas altas responsabilidades están a cargo de verdaderos improvisados, por eso, la nota distintiva de estos gobiernos ha sido la curva de lento aprendizaje.
El partido que contribuiría a formar ciudadanía y gobernaría con probidad, incumplió. La alternancia no revirtió los saldos lastimosos de los últimos gobiernos del PRI: los abusos desde el poder, el estancamiento económico, la colusión del poder político con el económico... La economía ha perdido en los últimos años muchos lugares en los índices de competitividad, y su desempeño mediocre sigue lanzando a millones de jóvenes a la desesperanza, lo que explica, al menos en parte, el ascenso incontenible de la delincuencia.
Para colmo, la alternancia en la Presidencia tuvo un insospechado efecto colateral: el retroceso democrático en los estados donde los gobernadores se han convertido en pequeños tiranos.
Ayer hizo justo 10 años de esa fecha en que Vicente Fox se levantó muy temprano para acudir a misa a la Catedral Metropolitana, convirtiendo un acto esencialmente privado en fariseísmo puro; después acudió a Tepito para compartir atole y tamales con "niños de la calle"; nunca regresó, y una vez en el recinto del Congreso general, antes de dirigirse a los legisladores, saludó a sus hijas y a su hijo, fue un adelanto de lo que sería su gobierno: chabacanería y desapego a las leyes.
El gasto en publicidad, que ya era excesivo con Fox, ha aumentado con Calderón. Contrariando el compromiso con valores democráticos como la transparencia y la rendición de cuentas, este gobierno ha desplegado múltiples recursos para frenar las resoluciones del IFAI.
Al final, se concretó uno de los escenarios que Grupo Consultor Interdisciplinario construyó a mediados de 2000: alternancia sin alternativas. Los gobiernos del PAN no han sabido responder a aquel grito que la gente le lanzaba a Vicente Fox, el candidato que emergió triunfante la noche del 2 de julio de 2000: "¡No nos falles!".
