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Los huevos de Ebrard

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

Como cosa juzgada es ya en el Distrito Federal el hecho de que las parejas homosexuales sean en su momento capaces de adoptar niños.

Ocioso es ya discutir si los H ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvieron conforme al marco jurídico establecido o bien, si su actitud obedeció más a plegarse a una postura de moda en el mundo: decir que los homosexuales son iguales en todos sentidos a los heterosexuales.

En el enfrentamiento ideológico por la resolución de la Corte, chocaron dos figuras de cada una de la partes radicalizadas. Por una parte, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, y por el otro, el cardenal y arzobispo de Guadalajara, Juan Sandoval Íñiguez.

El primero de ellos por ser el responsable indirecto, pues al final de la historia si su consentimiento no hubiese ocurrido, el que la Asamblea del Distrito Federal (organismo similar, pero no igual a un congreso local de cualquiera de los 31 estados de la república) legislara a favor primero del aborto, luego del matrimonio entre personas del mismo sexo, para luego rematar con la validez para que esos matrimonios tengan presuntamente capacidad de adopción.

El segundo de ellos por ser un representante simbólico de la Iglesia Católica en México. Uno de los tres cardenales que hay en todo el territorio nacional (aquí puede haber un error, a la muerte del cardenal y arzobispo de Monterrey, desconozco si el cardenalato haya sido repuesto) y que por su jerarquía, participa nada menos que en la unción del nuevo Papa en su caso, como ocurrió a la muerte de Su Santidad Juan Pablo II en abril del aquel ya lejano 2005.

El pleito pues ocurrido fue cuando se conoció el fallo de la Corte, donde los asambleístas de Ebrard habían obtenido todo el pastel con sus reformas "progresistas". Sandoval Íñiguez, en la derrota, se va de la boca y acusa al propio Marcelo de haber "maiceado" a los ministros, que significa haberlos corrompido, para que éstos fallaran a favor de tan singular resolución.

Marcelo entonces se dio el gusto. Sabía que la respuesta del cardenal había sido más que un exabrupto y entonces retó al prelado de la Iglesia: o se disculpa o lo demando. El arzobispo de Guadalajara se había metido por su lengua en un berenjenal. Sabía que la razón -que no la ley- lo asistía en su defensa a la prohibición de que matrimonios entre seres humanos del mismo sexo no deben adoptar, pero su reacción ante la derrota judicial le nubló la prudencia -que en su eminencia no es ninguna novedad- y entonces señaló que tanto Ebrard como los once ministros del más alto tribunal de la nación se habían prestado a un asunto de corrupción.

Al no venir por supuesto la disculpa, Ebrard presentó su demanda por daño moral, y ésta por naturaleza ha sido aceptada por un juez y próximamente la parte demandada, leáse el cardenal Íñiguez será notificado.

A toda esta historia esta semana, el jefe de Gobierno se dio ahora el gusto de burlarse del jerarca eclesiástico. En una feria en la Ciudad de México, al toparse con un estante que contenía una caja con huevos, los levantó frente a la prensa y envió un mensaje al arzobispo: "para que vea Sandoval".

Menudo mensaje le ha enviado el precandidato presidencial a un miembro destacado de la Iglesia más numerosa del país. Pero entonces habría que preguntarle al sagaz político, si tiene muchos de los que levantó para retar a Sandoval, ¿por qué no con los mismos huevos que lo hizo, declara que está jugando a ver cómo puede desplazar a Andrés Manuel López Obrador de la candidatura presidencial de la izquierda (o como se llamen la verdad) mexicana?

¿Por qué no con la misma caja de huevos declara que al país y a los mexicanos de a pie nos está llevando la fregada y que él podría ser un vínculo con el presidente para hacer una estrategia real para contener las andanadas del crimen organizado?

A lo mejor no tiene tantos. Lo que sí tiene es la inteligencia para saber que por fortuna vivimos en un Estado laico (o lo que queda) y que lo que dijo Sandoval por supuesto que es una calumnia, y que monseñor esta vez su torpeza oral lo ha puesto en situación incómoda.

Así se luce el jefe de Gobierno. Ojalá se encontrara una caja con muchos más huevos, para ver si le entra a participar en un devastado país, víctima de la violencia.

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