A partir de diciembre del 2000, cuando la ciudadanía pudo echarlos de Los Pinos, los priistas (particularmente los legisladores y todavía más los diputados, porque son los que aprueban el presupuesto) se han dedicado a incrementar las arcas de sus gobernadores, es decir, su objetivo primordial ha sido encontrar fórmulas -entre las cuales desde luego que se encuentra el alza de impuestos- para que los gobiernos estatales reciban más recursos.
Durante el sexenio foxista la vía fue el reparto de los excedentes petroleros, exactamente los mismos que hoy acusan al ex presidente de haber despilfarrado, cuando fueron ellos precisamente los que se beneficiaron de ese reparto. Lamentablemente para ellos (pues el país nunca se benefició) éstos se acabaron y, en el actual sexenio, la única vía es el incremento en los impuestos, así que a pesar de los discursos del líder de los senadores tricolores, Manlio Fabio Beltrones, y la dirigente nacional Beatriz Paredes, la realidad es que son ellos los que asestaron "los golpes a la economía del pueblo mexicano", que hoy tanto repudian.
En el discurso no se cansan de defender las causas sociales y pretender posicionarse como un partido de centro izquierda; pero en los hechos: en las leyes que aprueban y las políticas que implementan siguen defendiendo los privilegios de unos cuantos y particularmente velando por los intereses de sus correligionarios.
En junio del 2007, el presidente Felipe Calderón envió al Congreso una iniciativa de reforma hacendaria, en la que incluía una disposición que permitía a los estados (que así lo decidieran) establecer un gravamen a las gasolinas; pero como los priistas quieren que sus gobernadores reciban más recursos, pero no paguen el costo político por ello, el diputado Jorge Estefan Chidiac propuso aumentar a nivel nacional el precio de los combustibles en 35 centavos por litro y repartir dicha recaudación adicional entre las entidades federativas. Así el Gobierno Federal pagaba el costo político y los estatales recibían los beneficios.
Pero los tricolores no podían ni siquiera asumir ese costo a nivel federal, por lo cual un par de días después (el 24 de agosto de 2007) Beltrones se pronunció en contra de dicha propuesta y obligó a que, el 3 de septiembre, el diputado panista Christian Martín Lujano presentara oficialmente la propuesta de un impuesto adicional de 5.5% a las gasolinas. Con la única modificación de que se aplicaría gradualmente a lo largo de 18 meses, eso fue lo que finalmente se aprobó el 13 de septiembre, en la Cámara de Diputados, y el 14, en el Senado, con el voto favorable de las bancadas del PAN y el PRI, desde luego, encabezados por Gamboa y Beltrones, que en los medios de comunicación se oponían a dicho aumento.
Exactamente lo mismo sucedió en noviembre del año pasado con el aumento del 1% en el Impuesto al Valor Agregado. Inicialmente el Ejecutivo propone un impuesto generalizado al consumo del 2%, cuyos fondos se destinarían al combate a la pobreza; el trueque final fue un incremento de un punto porcentual en el IVA, para que los gobiernos estatales recibieran 33 de cada nuevo peso recaudado.
Y, obvio, nuevamente en los medios de comunicación Beltrones se opuso a este incremento; obligó al secretario de Hacienda, Agustín Carstens, a reconocer públicamente que él había sido el autor de la propuesta; y a diversas reuniones de la cúpula tricolor que no lograba definir su posición, pero que finalmente fue la pieza clave para lograr dicho incremento.
Y aunque no aprobaron explícitamente el incremento en el precio de las gasolinas, sí lo hicieron implícitamente, pues en la Ley de Ingresos del 2010 determinaron un subsidio para los combustibles automotrices de 12 mil 215 millones de pesos, con lo cual obligaban a ajustar los precios internos para no rebasar dicha cifra, como señaló con precisión y claridad Enrique Quintana en su columna del 4 de enero de este año. El aumento, de acuerdo a dicho análisis, será, al menos, de 2.6 centavos a la semana durante todo el año.
El 26 de septiembre de 2007, Calderón decidió congelar el precio de las gasolinas durante el último trimestre del año, para tratar de mitigar el impacto inflacionario que estaba produciendo la sola aprobación de la reforma hacendaria. Y el 7 de enero de 2009, dentro del plan anticrisis, se comprometió a no aumentar las gasolinas durante todo el año. Que él incumplió este último compromiso, porque el primer aumento lo realizó el 19 de diciembre, de acuerdo, pero simplemente se adelantó 13 días.
Pero los legisladores priistas que aprobaron (junto con los panistas) las reformas recaudatorias de 2007 y 2009, son responsables de las alzas que hoy se aplican. Fueron los tricolores los que impulsaron el impuesto adicional del 5.5% en las gasolinas y el punto porcentual adicional en el IVA, que en gran medida explican los incrementos de los últimos días en las gasolinas. Y ellos mismos aprobaron el deslizamiento del precio del litro de combustibles automotrices durante el 2010.
Sus beligerantes y elocuentes declaraciones simplemente pretenden engañar al pueblo mexicano y esconder su responsabilidad; ellos son corresponsables y, nuevamente como lo han hecho desde que eran partido hegemónico, a base de discursos y pronunciamientos buscan ocultar la realidad, traspasar toda la responsabilidad a otros y erigirse en los defensores del pueblo. Sus palabras no corresponden con sus hechos, no practican lo que predican.