A menos de un mes de tomar posesión de su cargo como alcaldesa de Gómez Palacio, el panorama para Rocío Rebollo aparece complicado o en el mejor de los casos lleno de retos y problemas por resolver.
Si los tribunales electorales no dicen otra cosa, Rocío Rebollo iniciará funciones el 1 de septiembre y tal vez su primer gran problema por solucionar sea el cambiar la imagen que se tiene de Gómez Palacio, donde debido a los acontecimientos de violencia de las últimas semanas el Municipio se hizo conocido en varias partes del mundo, pero en forma negativa.
Actualmente Gómez Palacio es considerada como una ciudad violenta y las cifras de las autoridades poco sirven para revertir esta percepción. Sobre todo cuando de 2008 a 2009 la cifra de asesinatos pasó de 99 a 301, de acuerdo con los datos de la Subprocuraduría de Justicia de La Laguna de Durango.
Esta mala imagen poco ayudará a la alcaldesa para atraer inversiones, de ahí la urgencia de darle una "manita de gato" a la ciudad. En este cambio de imagen no me refiero a las grandes obras, las cuales siempre son bienvenidas, sin embargo en un primer paso el Municipio debe reparar todo lo que está mal: fallas en el alumbrado público, deficiencias en el servicio de recolección de basura, la falta de agua potable, el grafiti y sobre todo los baches. No hay sector de la ciudad que no sufra por problemas de pavimento.
Circular por el Parque Industrial Lagunero resulta toda una odisea, donde pareciera que los vehículos están practicando un deporte extremo donde hay que esquivar baches al por mayor e incluso cruzar uno que otro lodazal.
En cualquier parte del mundo, una ciudad en mal estado envía el mensaje de falta de autoridad, lo cual es aprovechado por los delincuentes.
Son muchas las carencias que enfrenta este municipio, ya que de acuerdo a la Conapo, existen 30 zonas con un índice de marginación medio-alto. Es decir son zonas que carecen de una infraestructura social que les permita tener acceso a hospitales, centros educativos, unidades deportivas, además de carecer de servicios públicos primarios.
Rocío Rebollo recibirá una administración con varias obras pendientes por terminar, entre las principales se encuentran: tres pasos inferiores vehiculares, la ampliación del 11-40, la terminación de la calzada Lázaro Cárdenas, la rehabilitación de la avenida Victoria, la construcción de la Central de Abastos Gregorio A. García, la Aduana Interior, el complejo vial 5 de Mayo, la edificación del gimnasio-auditorio del Instituto 18 de Marzo, la construcción del parque La Esperanza.
Además del rescate urbano, la nueva alcaldesa deberá poner en orden las finanzas públicas. Debemos recordar que el actual alcalde, Mario Calderón, ha sufrido para pagar a proveedores, particularmente a constructoras. Además de que los presupuestos históricos no se han visto reflejados en beneficios para la población.
En tiempos de crisis será necesario cuidar el dinero y evitar el derroche de recursos. De ahí que Rocío Rebollo deba ser muy cuidadosa para escoger su equipo de trabajo, el cual debe estar comprometido con la comunidad y no tenga como objetivo beneficiarse sin recato del erario público.
El éxito que tenga en su gestión Rocío Rebollo dependerá en mucho de su habilidad para conformar un equipo de trabajo, integrado por los mejores perfiles profesionales y no por amigos. La priista debe aprender de los errores de otras administraciones como la de José Ángel Pérez en Torreón y actualmente la de Eduardo Olmos, donde se privilegió la amistad sobre la capacidad para desempeñar diversos cargos. Incluso en la administración de su hermano Ricardo Rebollo sucedió algo similar, muchos amigos llegaron a ocupar puestos sin experiencia en la función pública y obviamente los resultados no fueron los esperados.
Es cierto, un líder siempre debe integrar su equipo de trabajo con gente de su confianza, pero además es necesario que en realidad sea un verdadero profesional.
Lharanda @elsiglodetorreon.com.mx
