Humana. Pese al gran porte que posee la actriz y cantante, la edad es algo que nunca podrá detener ni con todo el dinero del mundo. EFE
Transgresora, eternamente cool, guapísima, con cuerpazo... todo esto son sólo algunos de los atributos que con frecuencia se aplican a Madonna, "La Reina del Pop".
Sin embargo, en la visita relámpago que hizo a la Ciudad de México para inaugurar el primero de sus Hard Candy Fitness Gyms en el mundo, el paso de los años se hizo realmente evidente, pues parece que la diva, de 52 años, ha echado mano del bótox y de otros recursos para tratar de preservar la juventud, los que, a veces, tienen la particularidad de crear un efecto de máscara en el rostro.
Inmediatamente después de su llegada los comentarios en el lugar no se hicieron esperar y se oyó suspirar el nombre de Lyn May más de una vez entre la concurrencia, la mayoría de quienes apenas tuvimos oportunidad de verla pasar a toda velocidad.
Por otra parte, el vestido que portó al inicio del evento -todo parece indicar que se trata de un McQueen de la línea McQ- no le favorecía en nada, pues era bastante holgado y prácticamente no dejó apreciar su famosa silueta.
Más o menos lo mismo ocurrió con el atuendo que lució para dar la clase de danza aeróbica, un top que parecía ser de la línea de Stella McCartney para Adidas, pants a la rodilla, calentadores y tenis, todo en negro, el cual, aunque era más ajustado que el vestido, quedó muy lejos de revelar una figura de impacto; mientras que la mayoría de los asistentes al coctel que siguió al corte del listón comentaron con sorpresa su baja estatura, pues la "miniestrella" mide apenas 1.52 cm.
Su poca altura se hizo más evidente debido a los tenis que calzó para la clase de danza aeróbica, después de la cual, por lo demás, lucía bastante agotada, debido, sin duda, a la altura de la Ciudad de México y al cansancio del viaje.
Otro aspecto que no le favoreció fue el pelo; el tono de rubio que lució es demasiado amarillento y su estilismo hacía pensar en que se lo dejó tal y como salió de la regadera.
Pero no todo fueron desilusiones, su maquillaje lucía impecable, incluyendo los labios rojos y el delineador negro que se ha convertido en su sello personal y sus accesorios eran de absoluto desmayo, especialmente sus anillos, collar y pulseras, de gruesas cadenas y motivos de cráneos humanos.
Al final, nos dimos cuenta de que Madonna sí es como nosotros: humana.
