Jerzy Hausleber juntó a sus hijos y pupilos y armó una brigada para ayudar en lo que se pudiera a la gente damnificada. (El Universal)
Jerzy Hausleber, entrenador polaco de la Selección mexicana de marcha en 1985, juntó a sus hijos y pupilos e hizo una improvisada brigada para ayudar en lo que se pudiera a la gente damnificada.
Era apenas un día después del primer terremoto -con epicentro en las costas del Pacífico- cuando los alumnos de Hausleber, entre los que se encontraban Carlos Mercenario y Ernesto Canto, sufrieron un segundo temblor.
Salieron corriendo de un estacionamiento, en la calle Versalles y Chapultepec, momentos antes de que el edificio se colapsara. Después de lo sucedido, se enfocaron en ayudar a los damnificados ubicados en el Centro Deportivo Olímpico Mexicano (CDOM).
El CDOM albergó a más de 200 personas que se quedaron sin techo. Mientras la enfermería ayudaba a los heridos dentro de sus posibilidades, la cocina preparó más de mil 700 bolsas de comida para repartir en las calles.
La barda de la pista de atletismo se convirtió en un tendedero improvisado; en la zona de saltos se habilitó un columpio para los pequeños y el quiosco de la villa femenil fue el punto de encuentro para la gente de la tercera edad.
En este escenario los atletas que iban a competir en la Copa Lugano, en Irlanda, acordaron no asistir para donar el dinero que se iba utilizar en la competencia para los damnificados. Una decisión respaldada por Hausleber, quien señaló que sus atletas no estaban en condiciones de competir por las largas jornadas para auxiliar a los damnificados del CDOM.
El Palacio de los Deportes también se ofreció como albergue y la Sala de Armas fue bodega de maquinaria pesada para buscar a gente con vida entre los escombros.
En tanto que José Sulaimán, presidente del CMB, invitó a los promotores de boxeo a realizar funciones altruistas y el Centro de Capacitación de la Femexfut juntó cinco toneladas de ropa, medicina y alimentos.
