SAN JUANBOSCO
El 16 de agosto de 1815 nace en Castelnuovo, Italia, un gran santo llamado Juan Bosco.Margarita -su madre- quedó muy pronto viuda. Era analfabeta, y a pesar de su pobreza, se encargó ella sola de sus hijos y de la anciana suegra que permanecía paralizada en una silla.Mamá Margarita resultó ser una gran educadora. En casa tenían que aguantar hambre y faltaban muchas cosasmateriales, pero había mucho amor y una gran religiosidad. Cada madrugada se rezaba el rosario y por la noche se leía la vida de un santo. Juan Bosco tuvo que pedir limosnas entre los vecinos para poder asistir al colegio. Sus libros y su ropa eran de segunda mano. Pero esta pobreza lo hará enormemente comprensivo con los jóvenes carentes de medios económicos para poder estudiar, y lo llevará a dedicar toda su vida a procurar facilidades de estudio para los niños más necesitados. A los 20 años entra al seminario y el 5 de junio de 1841 es ordenado sacerdote. De inmediato seleccionó como patrono y modelo a San Francisco de Sales por considerar que fue el hombre más amable que ha existido, cuya bondad sólo ha sido superada por la de Jesucristo. En honor de este santo le puso el nombre de “Salesianos” a sus religiosos. Los Salesianos
son actualmente 17,000 en más de 100 países y se dedican a educar gente pobre.
El 25 de noviembre de 1856 murió santamente Mamá Margarita, que llevaba 15 años atendiendo como verdadera madre a los 800 niños pobres de Don Bosco. Después de contemplarla muerta, con lágrimas en los ojos, el santo se arrodilló ante la imagen deMaría Auxiliadora y le dijo: “Compasiva María... mis pequeños y yo no tenemos ya madre en el mundo, ayúdanos ahora, como madre celestial que sois”.
La gran devoción de Don Bosco fue María Auxiliadora. A esta advocación de la Santísima Virgen le construyó, en sólo tres años, un bellísimo templo en Turín. A toda la gente le recomendaba: “Tened fe en María Auxiliadora y veréis lo que son los milagros”. La Comunidad de religiosas que fundó la llamó “Hijas de María Auxiliadora”.
En el año 1867 mandó pintar el célebre cuadro aMaría Auxiliadora con el Niño Jesús en brazos, que se encuentra actualmente en Turín. Este cuadro tiene siete metros de altura. Es visitado por peregrinos de todo el mundo y junto a él se han obrado miles y miles de milagros. Al estar confesando a sus alumnos, era muy frecuente escuchar del gran confesor que si el joven no recordaba sus faltas, el Santo se las iba diciendo con admirable precisión. Confesarse con Don Bosco era empezar a dejar el pecado y cambiar totalmente de vida.
El rey Víctor Manuel se propuso firmar una ley contra la Iglesia Católica para acabar con muchas comunidades religiosas. Don Bosco vio en sueños que un personaje celestial le decía: “Dígale al rey que si firma la ley vendrán grandes funerales en su familia. Don Bosco le dio a conocer su sueño al rey, pero éste no le hizo caso. Y firmó la ley. Entonces se cumplió lo anunciado en el sueño. El 12 de enero murió la madre del rey, María Teresa. El 20 de enero se le murió la esposa, Adelaida. El 11 de febrero murió su hermano Fernando, y el 17 de mayo de 1855 falleció el hijo menor del rey.
Cuando Don Bosco se encontraba ya enfermo y cansado, por orden del Papa León XIII, se buscó un reemplazo. Le pidió que seleccionara a un sacerdote que fuera el más santo y el más hábil de su Comunidad. Escogió al PadreMiguel Rúa, que había sido educado por él desde los 12 años, gran trabajador, humilde, piadoso e instruido. El 31 de enero de 1888 murió San Juan Bosco después de haber hecho mucho bien. Tenía 72 años de edad. Estaba su cuerpo totalmente desgastado de tanto trabajar por Dios y por las almas.
Llevaba 47 años de sacerdocio. Su cadáver estuvo varios días expuesto al público. Más de cien mil personas desfilaron ante él para darle su último adiós. Allí se obraron varios milagros.
Sus restos se conservan en una caja de vidrio en Turín, Italia, la ciudad donde vivió 40 años y donde fundó la Sociedad Salesiana. Sobre la caja hay un altar y en él celebran la Santa Misa los sacerdotes que llegan de todo el mundo a visitarlo.
Su cadáver no se descompuso, únicamente se secó, y sigue haciendo milagros a todos los que le rezan con fe. Trescientas mil personas asistieron a su Canonización en el año 1934.
Antes de encerrar el cuerpo en la urna de cristal, la invidente AdelaMarchese, fue llevada junto al cadáver de Don Bosco. Tomó la mano del santo difunto, la frotó sobre sus ojos e inmediatamente recobró la vista. Luisa Povano padecía una enfermedad incurable y tenía un marido que no practicaba la religión. Cuando empieza a rezar a Don Bosco, éste se le aparece en sueños diciéndole: “siga rezando con fe”. Un día amanece totalmente sana y su esposo le comunica que se ha confesado, ha comulgado y empieza a practicar la religión católica. Teresa Callegaris sufría una artritis dolorosísima. No podía hacer el menor movimiento porque gritaba de dolor. Tenía las rodillas paralizadas. Empezó la novena de Don Bosco.
Una noche sintió que el buen sacerdote se presentaba en la sala del hospital y le decía: “Levántese y eche a andar”. Ella le obedeció y pudo andar perfectamente.Al día siguiente se paseaba por todo el hospital, completamente sana.
Para su canonización se presentaron 650 milagros obrados por él, narrados con juramento por testigos presenciales. Él decía y repetía: “yo no hago milagros. Solamente rezo y hago que invoquen con fe aMaríaAuxiliadora, y Ella va donde su Hijo, y Cristo Jesús es el que obra maravillas”.
Tenía una cualidad admirable: su interés por la salvación de la juventud. En su trato era puro como un ángel, pero extraordinariamente afectuoso.
Otra cualidad impresionante de Don Bosco fue su alegría. Nadie lo encontraba jamás de mal humor y nunca se le escuchaba una palabra dura o humillante. Una labor muy querida del santo fue siempre la difusión de las buenas lecturas.
El santo repetía: “Propagad buenos libros. Sólo en el cielo sabréis el gran bien que produce una buena lectura”. Fue un perpetuo limosnero a favor de los pobres. La Virgen María le dijo en un sueño: “Por dos graves faltas se pierden muchos creyentes: por pecados de impureza y por no ayudar generosamente a los más necesitados”.
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