MENSAJE A LA JUVENTUD Es para mí un privilegio muy especial tomar la palabra y dirigirme a ustedes en este día tan importante cuando terminan sus estudios de bachillerato.
Es bueno saber que todos tenemos una misión importante por desempeñar en este mundo, descubrirla es nuestra obligación. Muchas veces tardamos años en darnos cuenta cuál es la razón de nuestra existencia, pero mientras más pronto nos enteremos, más pronto el éxito podrá llegar a nuestra vida.
En estos momentos están ustedes dando un paso muy importante. No se detengan aquí, sigan adelante, porque la vida es uno de los dones más grandes que hemos recibido y debemos aprovecharla. ¡Qué dicha he tenido de nacer! Éste puede llegar a ser el grito de alegría que norme nuestra conducta. Podemos ser luz en la oscuridad, tierra buena que hace germinar, sal de la tierra, e higuera que da fruto después de haber permanecido estéril. Recibimos en el curso de la vida varias señales que nos indican con claridad cuál es la misión que hemos venido a desempeñar, y esto nos permitirá no llegar a la última de las fronteras con las manos vacías. Independientemente de los estudios profesionales que ustedes seleccionen el día de mañana, para algunos su misión será dar esperanza a los que la han perdido -porque lo peor que puede pasarle a una persona es no tener ilusiones en la vida. Para otros será tal vez el conseguir que alguien no llegue a perder la fe; para muchos más, consolar al triste, corregir al que yerra, visitar a los enfermos, o hablar del amor de Dios a los que se encuentran ignorantes acerca de su presencia en cada uno de nosotros.
Lo que hagan en la vida, intenten hacerlo bien. Aléjense de la mediocridad que como grave mal tiende a cundir cada vez más. Suban a la parte más alta de la cima, no se queden en el camino. Que se note desde lejos la sangre que corre por sus venas. El éxito les espera a la vuelta de la esquina.
No se den por vencidos, no importa el sacrificio y tampoco el trabajo que les cueste alcanzar el triunfo. Conozco personas que al alcanzar el éxito sienten un temor muy grande y renuncian a él, incluso hay gente que se ha suicidado porque les atemoriza haber alcanzado lo que tanto buscaron.
Inconfórmense con ustedes mismos y sean tolerantes con los demás. Sean constantes en todas las etapas de su existencia, porque la constancia es la reina de las virtudes.
La vida transcurre mucho muy de prisa y se terminará cuando menos lo esperemos. Podemos equivocarnos, no una sino cientos de veces, pero rectifiquemos con valor para recuperar el tiempo perdido. Prepárense diariamente, un proverbio árabe dice: “Libros, caminos y días, dan al hombre sabiduría”. Debemos de creer firmemente en nosotros mismos.
Creer en uno mismo, es una cualidad crucial de liderazgo. Mucha gente llega a ser líder aún sin proponérselo por la confianza que tienen en ellos mismos, y las personas se dan cuenta de esa energía que sobresale en un campo donde avanza gente apagada por el desgano. Tal vez podemos pensar que el creer al 100 por ciento en uno mismo equivale a la arrogancia. Sin embargo, la arrogancia es la faltade confianza en uno mismo, no la autoconfianza. Verdaderamente podemos llegar a hacer cualquier cosa que nos propongamos, sólo debemos programarlo en nuestra mente.
No ambicionemos tener mucho, porque tener mucho puede llegar a ser una carga tan pesada, como tener muy poco. Las personas que heredan mucho dinero no saben qué hacer con él, se ponen nerviosas, temen perderlo y la mayoría de ellas se gastan su herencia en muy poco tiempo; de igual manera, la gente que tiene tiempo libre ilimitado, muchas veces se involucra en actividades que arruinan su salud física y su paz mental.
No tengamos temor de hacer lo más difícil, porque lo sencillo todos lo hacen. El evitar hacer lo difícil, tarde o temprano, nos creará problemas.
Tal vez lo que distinga verdaderamente a un líder, es que éste está dispuesto a quedarse solo. Los líderes atraen seguidores, pero también deben tener la capacidad suficiente para separarse de ellos en cualquier momento para no convertirse en sus propios seguidores.
No le tengamos pues temor a lo más difícil, porque si conseguimos lo que nos atemoriza, ello nos dará grandes satisfacciones. Recuerda que siempre habrá peligro para aquéllos que lo temen, y ante el inminente peligro, la fortaleza es lo que cuenta.
Debemos ser agradecidos.
La gratitud es un elemento clave en el liderazgo, pues significa un corazón abierto, un corazón que escucha, un corazón lleno de fe. Demos gracias a Dios por todo lo que hemos recibido, por lo que nos rodea y por su promesa de una vida futura.
El escritor y consultor financiero Ken Blanchard dice que los líderes visionarios son aquéllos que ven los recursos de la vida como un préstamo, mientras que hay pensadores más limitados que aún adoptan una actitud de “adquisición”.
Todas las cosas, incluso la vida misma, sólo las tenemos en calidad de préstamo.
No formemos parte de la gente que ha pasado por este mundo en plan demoledor, sino que ocupemos nuestra energía en la creación y en la restauración. Algunas veces perdemos muchas horas de nuestra vida juzgando a los demás, en lugar de ayudarlos, y no nos damos cuenta que somos nosotros mismos quienes merecemos ser juzgados para cambiar nuestra actitud. La palabra que no has dicho “es tuya”, pero la palabra que dijiste “ya es tu dueña”.
El camino que les resta por andar, no es sencillo, las tribulaciones que les aguardan para el futuro habrán de sacudirlos, pero la fortaleza que el Señor les ofrece podrá ayudarlos para seguir adelante con la cruz y finalmente salir victoriosos. No podemos guiar el viento, pero sí podemos cambiar la dirección de nuestras velas.
Diariamente pidan en oración cosas nobles, tales como de qué manera pueden irradiar más luz en un mundo que atraviesa por tinieblas.
De qué manera pueden dar paz en medio de la violencia; esperanza a los que la han perdido; aliento a los que no pueden volar; alegría a los tristes; y sanación espiritual a los que aún no conocen a Dios. La violencia es el último recurso de la incompetencia.
Toda la vida tendrán que lidiar con el miedo. Sabemos que la mejor manera de vencer el miedo es mirar hacia delante. El miedo es parte de la vida, pero no debemos acobardarnos al sentirlo. Avancemos a pesar de nuestros miedos; si el Señor está con nosotros, ¿quién podrá permanecer contra nosotros?
Las cosas pequeñas atraen a las grandes. Mucha gente se lanza tras lo grande y no se da cuenta que para conseguirlo, deben primero atender las cosas pequeñas. Valoren cada minuto, cada pregunta, cada encuentro, por pequeño y sin importancia que éste fuera. Para poder mandar, deberán aprender primero a obedecer. Recuerden siempre que hay cosas que no se compran con dinero, y ésas son las más valiosas.
Entre ellas se encuentran: el amor a Dios, a los hijos, a la esposa y a los nietos. También se halla la felicidad y la paz del espíritu.
El servicio a los demás -aquél que no recibe retribución alguna en monetario, es el que mayores satisfacciones acarrea.
Muchas veces damos afecto a cuenta gotas, no somos espontáneos. Esperamos un momento futuro para sonreír, y ese instante nunca llega. De la misma forma, la felicidad que tanto añoramos jamás llegará.
Preocúpense por los demás. Ninguna relación puede sobrevivir cuando una o las dos partes se empiezan a tratar de manera indiferente y dejan de preocuparse una por la otra. Si nos hemos convertido en personas mediocres, es porque hemos dejado de preocuparnos por Dios y por nuestros semejantes.
Aprendan a perdonar.
El perdón es como el aceite para el motor, mantiene la maquinaria en movimiento. Jesús fue el máximo símbolo del perdón.
A pesar de las fallas debemos volver a intentarlo una y otra vez hasta alcanzar el éxito. Si tenemos miedo de cometer errores, tendremos miedo para casi cualquier cosa.
El perdón nos enriquece, el odio nos destruye.
Den su mejor ejemplo a los demás. Cuando alguien llega tarde pero exige puntualidad, es tal la incongruencia que se genera, que puede manifestarse de diversas maneras en la actitud de sus colaboradores. Cuando un médico nos habla de cuidar nuestra salud, no creemos en sus palabras si lo vemos fumar y descuidarse.
Sientan compasión por el que sufre. No podemos permanecer indiferentes ante las calamidades que azotan al mundo. Mucha gente no tiene casa ni comida, padece enfermedades y no hay quién les ayude. La pobreza y la ignorancia de algunos de ellos se deben a no haber tenido oportunidades en la vida.
Reconozcan la fuerza y los talentos que Dios les ha dado. Aprendan cuáles son sus fortalezas y debilidades. Hagan labores difíciles que estimulen y engrandezcan el alma.
Comprométanse con causas nobles que trasciendan para beneficio de la humanidad. Renuncien a quejarse y caminen siempre tomados de la mano de Dios. Reconozcan pública y privadamente las cualidades de los demás.
Perdonen a sus semejantes, para que ustedes sean también perdonados. No juzguen a nadie en lo personal porque ésa no es parte de nuestra tarea.
Veamos, amemos y cuidemos la naturaleza como un verdadero regalo de Dios. Tengamos fe en la humanidad y busquemos siempre su bien. Sirvámosla a sabiendas de que el servicio es un círculo: así como yo sirvo a los demás, también yo seré servido. Nadie gana, hasta que todos ganamos. Los triunfos ajenos, también son los propios.
Anticipándote a las dificultades, como persona responsable, de todo te harás problema, aún de aquello en donde aparentemente no exista.
Mi fe en ti es ilimitada, y bendigo desde mi perspectiva tu futuro.
Gracias por haberte convertido en fruto maduro de mi más noble esperanza.
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