Una esfera de luz ilumina taciturna el paseo repleto de árboles y sombras. Aun cautivado por la noche, escuchas galopes. El rostro alargado de un caballo se asoma de entre los arbustos. ¿Cómo es que de mi cama he llegado aquí?, preguntas. El caballo confiesa: "Quien te ha traído ha sido la Desposada del Viento". Indignado, exiges te la presente. Doblegándose a tu insistencia, señala: "Hay que llegar al final para conocerle". Así, guiado por ese ser te sumerges en las etéreas nieblas de aquel bosque onírico. ¿Qué otras bestias serán las que moran esta singular noche?
Extrañado, has observado el sonido en forma de pequeños ruiseñores que revolotean tus oídos. Persigues a las minúsculas aves, provenientes del pico de una monumental arpa sin cuerdas, tocada por un hombre. -Música para sordos-, explica el caballo. "Continúa caminando o podrías quedarte eternamente contemplándolo", te advierte.
Otro ser: un horno. Un olor a hierro caliente, a mediodía. Te recuestas bajo este altísimo ser, cuyo apacible rostro te mantiene tranquilo y su inmensidad te cobija. El caballo te empuja: "Continúa el camino".
Te encuentras a un enorme simio de manos alargadas, quien admira perplejo un pájaro frente a su rostro. Te atreves a tocar a la criatura alada. Él, molesto, dirige su mirada hacia ti y le huyes; no será que se levante y te aplaste.
Ahora te has tropezado con un árbol justo en medio del camino y su sombra de largas manos te aprisiona. Pero una dama delgadísima de rostro oval te arranca de sus brazos, se separa de ti y desaparece.
A continuación, te encuentras con un fantasma de hierro, quien te invita a guarecerte en su interior. Telarañas, polvo y viento. - "¡Sal!"-, exclama el caballo, "esta podría ser tu última morada". Escabulléndote bajo los ropajes, sales de la carpa de hierro, asegurándote de no dejar ni un alma en aquella casa de espíritus.
El caballo te advierte antes de conocer al siguiente morador de este sueño: "Su tamaño y excentricidad podrían intimidarte". El gigantesco personaje aúlla a la luz melancólica. Su plumaje y monumental altura te impresionan y escapas despavorido.
La luz se intensifica y el calor es insoportable: ahora un ser flameante. Quizás reminiscencia de Borges y sus ruinas circulares. Así te acercas al espíritu de llamas para quemarte y asegurarte que la alquimista de este sueño no te está soñando también. Pero el caballo te toma por sorpresa y te arroja lejos antes de descubrir algo.
Has caído sobre una mesa con platos de historias y copas de ilusiones. Pero del festín no has tocado nada, pues la mesa ha despertado y sus rostros bestiales te persiguen. Te topas con más figuras fantasmagóricas: una serpiente sacerdotisa y un ave de cuello largo. Perdido y desorientado, te estampas contra una pared cuyo pico casi te atraviesa el alma. Ya relajado, la pesadilla ha resultado placentera. Ahí está el caballo. "Has llegado al final del recorrido, cazador de imágenes".
¿Dónde está tu creadora?, preguntas. "Aquí y allá, en 1917 y en 2010, en cada criatura que esta noche has conocido. Ahí está la Desposada del Viento". Los lugareños se duermen, en espera del próximo visitante furtivo. El caballo desaparece, el miedo te congela. Pero tres sombrías figuras se acercan a ti. Guardianes del final, los Cuculatis te acogen en su aquelarre y te sumergen en el sueño, para que despiertes en tu hogar.
Maestra Leonora, fue un placer conocerle.
Explore este sueño en los camellones de la calzada Colón, donde aún se expone "Cazadores de imágenes" y "Proyecto de Familia", compuesta por 13 figuras de la maestra surrealista Leonora Carrington. Y a propósito de historias mágicas, no se pierda la obra "Alicia en el País de las Maravillas", presentada por el ITESM, Teatro Nazas, 20 y 21 de noviembre, 5:00 y 7:00 p.m., 30 pesos en taquilla.