Patologías. Consumo de sustancias a temprana edad, déficit de atención desatendido, impulsividad y trastorno posicionista desafiante.
Que las leyes sean blandas con los mejores infractores es uno de los motivos por los que los grupos criminales los están reclutando como sicarios, aunado a su condición de "ninis" -los niños que ni estudian ni trabajan-, señaló Manuel Salazar Enríquez, titular del Instituto de Salud Mental del Estado (ISMED).
El diputado federal Arturo Santana Alfaro dio a conocer que entre 25 mil y 30 mil menores han sido atraídos como sicarios por las organizaciones criminales, las cuales cada vez más están reclutando jóvenes de entre 13 y 25 años.
Dijo que, con base en información del Gobierno Federal, Durango es uno de los estados donde se está dando el fenómeno, junto a Chihuahua, Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Sinaloa, Michoacán, Guerrero, Tabasco y Oaxaca.
El encargado del ISMED resaltó la participación activa de la mujer en las bandas criminales; pero son los menores quienes cometen gran número de delitos.
Los delincuentes sacan provecho de su impulsividad, falta de madurez, facilidad para manipularlos y saber que los delitos en menores se tratan diferente a un adulto.
CÓMO LOS ATRAPAN
Los líderes de las bandas los involucran para evadir daños; tal es el caso del adolescente de 12 años que está participando en la decapitación.
Los narcotraficantes han visto a miles de "ninis"; se estima que en México hay al menos ocho millones. Ellos se vuelven vulnerables si provienen de familias disfuncionales y les ofrecen dinero que no podrían ganar por otros medios.
Los infantes cargan con una patología emocional genética por lo que, al estar en contacto con el ambiente y violencia, replican acciones y actitudes de los padres, vecinos y medios de comunicación.
Salazar enríquez expuso la urgencia de revisar los mensajes en los medios masivos sobre el consumo de drogas, desarrollo humano y prevención del delito.
Agregó la necesidad de reformar leyes pues los menores son quienes cometen más delitos. Se requieren alternativas a la prisión, como el trabajo comunitario y obligatorio, sanción a padres o tutores y correctivos acordes con su edad.
Los reformatorios requieren de mayor profesionalización, no sólo jurídica, sino de salud mental para desarrollar programas efectivos; se sabe que los adolescente salen sin rehabilitar su personalidad y siguen delinquiendo.