Aceptada, en principio, la posibilidad de que Petróleos Mexicanos participe en una asamblea de cicatrización frente a la accidentada relación con su socio en Mexicana de Lubricantes, están surgiendo nuevas pruebas que documentan violaciones al contrato entre las partes.
De acuerdo a una de sus cláusulas, la sociedad entre la paraestatal y la empresa que la privatizó a medias, Impulsora Jalisciense, se disolvería cuando MexLub acumulara tres años de pérdidas consecutivas.
La posibilidad en ese momento, es decir 1993, parecía remota, dado que la firma filial de Pemex que aglutinaba las cinco plantas productoras de aceites y lubricantes estaba sembrada entre las 500 más grandes que operaban en el país.
De hecho, su nivel, dada la profusa facturación, medida con ocho dígitos, estaba por encima de empresas como la multinacional Dupont.
Imposible, pues, una derrota. Más aún, en refuerzo del blindaje, no sólo se le garantizaba el suministro de materias primas a precios accesibles, sino se le ofrecía una exclusividad de 20 años para vender sus productos en la red de gasolineras de la paraestatal, además de regalarle la marca Mex Lub.
El caso es que la firma de capital mixto, tras una raquítica ganancia de 77 millones 44 mil pesos en 1993, perdió 164 millones 620 mil en el 94, para llegar al 95 con otra de 75 millones 718 mil... que al año siguiente, colocada la guillotina sobre su cabeza, se revertiría en una ganancia de 27 millones 546 mil.
El sube y baja se repitió hasta el 2001, cuando la compañía dejó de informar a su socio de sus resultados, iniciándose un pleito en el que se cruzaron decenas de litigios judiciales.
De hecho, Pemex llegó a demandar a los auditores externos de la compañía para que le entregaran la información en su calidad de socio minoritario.
En el clímax del escándalo, la empresa pública demandó por administración fraudulenta a la Impulsora Jalisciense. El caso es que, transparentados los números de 1993 al 2005, vía una solicitud al Instituto Federal de Acceso a la Información Pública, se sabe hoy que la firma sí incurrió en la violación de la cláusula que obligaba a disolver la sociedad, quedando en libertad las partes de vender su porcentaje al mejor postor.
Hete aquí que en el 2002 se registró una pérdida neta de 37 millones 158 mil pesos; en el 2003 otra de 12 millones 85 mil, y en el 2003 una más de 199 millones 892 mil.
Lo inaudito del caso es que la información la otorgó Pemex Refinación... quien originalmente había negado poseerla a partir del 2001.
Más aún, se había dicho que los datos de 2004 y 2005 eran inexistentes.
Se diría, pues, que en el borrón y cuenta nueva o segunda luna de miel que plantean las firmas tras la llegada a la paraestatal de una nueva administración, se logró el milagrito. Lo cierto es que la posibilidad de un arreglo "de cuates", bajo el señuelo de repartir dividendos durante los años omitidos, bajo la buena nueva de ganancias al año pasado de 142 millones de pesos, llega cuando la firma pareciera estar en el hoyo.
Hete aquí que las pérdidas no concuerdan con el monto de la facturación... a menos que estemos hablando de una administración con perfil de inútil.
De entrada, por ejemplo, hete aquí que en el 2001 se facturaron mil 226 millones 799 mil pesos, con un costo de ventas de 888 mil 554, obteniéndose utilidades brutas por 378 millones 200 mil... que se convirtieron en pérdidas netas por 32 millones 158 mil.
En el camino, la empresa registró un saldo negativo en la participación de los trabajadores en las utilidades de un millón 614 mil pesos, y otro de dos millones ocho mil en pago del impuesto al activo.
Digamos que pagó en falso a los trabajadores por ganancias no obtenidas, y le regaló a la Secretaría de Hacienda el impuesto mínimo bajo el mismo supuesto.
Ahora que en el 2002 la empresa tuvo ingresos por mil 111 millones 442 mil pesos, con una utilidad bruta de 368 millones 698 mil... que se revirtió en una pérdida neta de 123 millones 144 mil.
Los rubros que explican, según ello, la debacle son entre otros, intereses pagados por 144 millones 612 mil pesos, con la novedad de que éstos cubrirían préstamos solicitados por la firma para cubrir el costo de la compra de las plantas de Pemex, es decir le cargaron el muertito al socio minoritario.
Más allá, se habla de una pérdida cambiaria de ocho millones 721 mil pesos, cuando la mayoría de las operaciones de la firma se documentan en pesos.
Adicionalmente, se le cargaron también a la empresa 39 millones 899 mil pesos de gastos legales, aduciendo la necesidad de defenderse en los tribunales contra Pemex.
Total, que la paraestatal dio todo y lo perdió todo.
¿Aplaudimos el borrón y cuenta nueva bajo el clásico, total-una-mancha-más-al-tigre?
En lo que constituye un nuevo jaque contra las operaciones del Grupo Maseca en Venezuela, el Gobierno encabezado por Hugo Chávez, acaba de decretar la ocupación temporal por parte de la Guardia Nacional de una de las plantas del consorcio en ese país, conocida como Monaca.
La medida será por 90 días naturales.
Adicionalmente se inició un procedimiento para sancionar a la filial de Gruma por una presunta negativa injustificada para satisfacer la demanda de harina de maíz precocida.
Anteriormente se había tomado otro de las plantas de la firma mexicana, conocida como Demaseca.
Las hostilidades se iniciaron en diciembre pasado, al abrirse un procedimiento legal en contra de uno de los socios minoritarios de la compañía, de apellidos Fernández Barrueto.
La empresa, empero, asegura que continúa con sus operaciones nominales.
SÍ VA LA PAROTA Pese a la inconformidad de las comunidades afectadas, la Comisión Federal de Electricidad lanzará al inicio del año próximo, la convocatoria para construir el proyecto hidroeléctrico La Parota.
La pretensión original era aplazarla hasta el 2018, bajo el alegato de insuficiencia presupuestal.
La noticia llega en paralelo a un documento elaborado por la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente, que ubica a la Parota como uno de los 300 proyectos de construcción de presas en América Latina mal planeados.
Según ello, en el diseño no hubo evaluaciones ambientales; respeto a los derechos humanos, y previsión de los riesgos sísmicos.
TMM DE FIESTA En lo que representa un salto inaudito que ratifica la incipiente recuperación económica del país, el Grupo TMM (Transportación Marítima Mexicana) incrementó en el primer trimestre del año en 101.9 por ciento su utilidad de operación consolidada, para ubicarla en 10.5 millones de dólares.
Tras el nuevo escenario está un aumento de 17.1 por ciento en la utilidad de operación de la División Marítima; un incremento en los ingresos de 40.4 por ciento de la División de Puertos y Terminales, y otro de 15.1 en la de Logística.
La empresa está en proceso de eliminación de activos no productivos y no estratégicos.