Pakistán, Irak, Honduras y México son los países con los niveles más altos "de reporteros caídos en relación con el ejercicio del periodismo" durante 2010, destaca el reporte anual del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ), que indica que al menos 42 comunicadores "cayeron por su labor" en el transcurso de este año.
El documento señala que la violencia sin precedentes contra la prensa mexicana cobró la vida de numerosos periodistas durante el año. "Se ha confirmado que tres cayeron en represalia directa por su trabajo, y el CPJ continúa investigando las circunstancias de otros siete asesinatos", lo que ubica a México a la par de países como Pakistán o Irak, donde la muerte de reporteros aumenta por tratarse de zonas de conflicto en las que se registran ataques suicidas o protestas callejeras violentas.
El informe de esta organización internacional también advierte que 96% de estas muertes queda impune y nada se hizo para proteger a las víctimas, aunque 60% de ellas recibieron amenazas telefónicas o electrónicas previas a sus crímenes.
Joel Simon, director ejecutivo del CPJ, destacó que a pesar que esta cifra es menor a la de 2009 -cuando se alcanzó el número de 72 decesos-, "es aún inaceptablemente alto y refleja la violencia dominante que los periodistas enfrentan alrededor del mundo. De Afganistán a México, y de Tailandia a Rusia, el fracaso de los estados para investigar estos crímenes contra la prensa contribuye a un clima de impunidad que en definitiva fomenta más violencia".
El diagnóstico de la organización revela que el asesinato fue la causa principal de muertes vinculadas con el trabajo periodístico en 2010, al representar 62% de los casos, una estadística a la que se suman casos de reporteros caídos en fuego cruzado y en tareas de riesgo.
México aparece en el informe ante una "violencia sin precedente contra la prensa", como lo refleja el hecho de que desde 2006, 30 periodistas y trabajadores de los medios han sido asesinados o están desaparecidos.
Tan sólo en 2010 la CPJ ha confirmado que tres periodistas cayeron en represalia directa por su trabajo en México, e investiga otros siete casos, además de tres desapariciones.