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¿Mi bebé me deprime?

La depresión posparto puede durar días, semanas, meses e incluso años, si no se trata de forma adecuada.

La depresión posparto puede durar días, semanas, meses e incluso años, si no se trata de forma adecuada.

Adriana Guadalupe Miranda

Además de momentos inolvidables y una felicidad desbordante, la llegada de un bebé a casa genera cambios importantes en la rutina de la madre. Pero también puede traerle un severo cuadro de depresión posparto, un padecimiento más común de lo que usted imagina.

Durante el embarazo las mujeres experimentan sensaciones que califican como maravillosas, pues sin duda el hecho de que una personita se vaya formando día a día en su vientre es algo incomparable. Después de nueve largos meses la espera termina y el bebé llega a casa, marcando con ello el inicio de una etapa en la vida de su madre, que usualmente vive ese cambio como algo pleno de felicidad. Sin embargo, en algunos casos ésta se puede ver empañada por la depresión posparto (conocida también como baby blues), padecimiento que suele presentarse hasta en un 15 por ciento de las noveles mamás.

LOS DETONANTES

La Psiquiatra Josefina Piña expone que en términos generales las féminas, embarazadas o no, son más propensas a caer en depresión que los hombres. Ya concretamente durante el periodo de gestación, son susceptibles a desarrollar esta enfermedad desde el primer hasta el tercer trimestre, siendo más frecuente en la última etapa y por supuesto, después del parto.

En opinión de la especialista no existe un factor preciso que desencadene el trastorno, ya que se trata de un padecimiento multifactorial. En muchos casos las hormonas son las causantes, debido a que durante el embarazo los niveles de estrógeno y progestágeno aumentan de forma considerable, efecto que pega directamente en las emociones. Asimismo, algunos organismos tienen dificultades para detectar la serotonina, un neurotransmisor que regula el estado de ánimo.

Otros agentes que pueden afectar son la existencia de problemas con el alcohol o de tipo socioeconómico, cuando las carencias afectivas o financieras en las que viven repercuten en sus emociones, o bien que atraviesen momentos difíciles, como la pérdida de un ser querido: “Son situaciones que favorecen y predisponen a que se manifieste la depresión pre y posparto”, señala Piña.

También la parte genética suele influir. Si en la familia de la mujer hay antecedentes de esta enfermedad, será más propensa a sufrirla cuando atraviese los cambios hormonales. En el mismo contexto, la psiquiatra indica que si una embarazada ha caído previamente en depresión “hay posibilidades de que presente otro cuadro. Y en algunos casos podría complicarse más, debido a la probabilidad de que se convierta en depresión psicótica posparto, la cual puede dar pie a que debute el trastorno bipolar”, advierte.

EN ALERTA

La depresión posparto puede durar días, semanas, meses e incluso años, si no se trata de forma adecuada. Gran parte de los casos son detectados por los pediatras, que por su relación con el nuevo integrante de la familia notan si la mamá se encuentra alterada por cosas sin importancia, o bien si muestra una exagerada ansiedad o angustia por su bebé. Y es que el denominado baby blues cuenta con todos los malestares de una depresión mayor, entre los que destacan la ansiedad, que viene acompañada por miedo a que le pase algo al niño; o la apatía, es decir indiferencia o falta de atención hacia el pequeño. También es común que la enferma manifieste trastornos de sueño y/o de alimentación, descuido a su persona, dificultades de concentración y llanto frecuente, “síntomas que se van agravando, a tal punto que ‘salgan’ de la realidad, que empiecen a ver cosas que no existen o a tener ideas obsesivas-repetitivas, por ejemplo que el niño está contaminado o que le va a pasar algo. En grados así, incluso conciben ideas de suicidio u homicidio”, apunta Josefina Piña. Dada la delicadeza del problema, la entrevistada recomienda solicitar el apoyo médico ante la aparición de dos o más señales.

AYUDA CONTROLADA

Cada caso de depresión posparto debe evaluarse de forma individual para determinar si es preciso o no administrar medicamentos a la paciente. Si esto es necesario, el especialista vigila que lo recetado ayude a la mamá sin poner en riesgo al bebé.

Asimismo, cuando el cuadro es severo es necesario complementar la ayuda farmacológica con terapia psicológica. También el manejo del estrés es de vital importancia, razón por la cual se le sugiere a la madre que siga algún tipo de programa de relajación, como hacer ejercicio o practicar yoga.

Lo que indiscutiblemente se necesita en todos los casos es el apoyo familiar. “Es fundamental que la paciente cuente con un ‘puerto seguro’, ya sea su esposo o sus padres, quienes deberán estar al pendiente de ella en todo momento, a fin de garantizar su bienestar y el del bebé”, enfatiza Piña.

Lamentablemente la ciencia aún no posee los elementos necesarios para determinar si una persona es o no candidata a sufrir depresión. “Creo que estamos muy lejos de alcanzar esa tecnología”, comparte la doctora. Y al no existir tampoco una fórmula para prevenir este padecimiento, lo que las mujeres embarazadas deben hacer es tratar de llevar la gestación de la mejor forma posible, cuidando su estado emocional y físico -incluyendo el aspecto nutricional.

Si usted espera un hijo no está de más sugerirle que mantenga una comunicación estrecha con sus seres queridos; es vital para que ellos distingan cualquier cambio brusco en su ánimo y en su momento la insten a buscar atención.

Correo-e: amiranda@elsiglodetorreon.com.mx

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