Los Ángeles comienza el martes su temporada ante los Rockets de Houston sin haber terminado de ensamblar sus piezas. Además de que la gira de exhibición en Europa interrumpió los entrenamientos de pretemporada. (AP)
Mientras el mundo de la NBA se concentraba en lo que pasaba en Miami en los últimos tres meses, los Lakers de Los Ángeles esperaban en silencio del otro lado del país, sacando brillo a sus anillos de campeones y disfrutando del espectáculo.
"Pensaba: ¿Cómo hizo Pat Riley para lograr eso?", dijo Kobe Bryant, sobre la llegada de LeBron James y Chris Bosh a un equipo del Heat que ya tenía a un astro como Dwayne Wade.
Bryant se rió sin que se notara una pizca de nervios. Con dos títulos seguidos, el plantel mejor pagado y el entrenador más exitoso de la historia de la liga -quizás en su última temporada-, los Lakers se sienten más sueltos que los dedos de Ron Artest cuando se larga a mandar mensajes en Twitter los fines de semana.
Los Lakers saben que su gesta en busca del título 17 del equipo será histórica, pero muestran la confianza relajada de un equipo que se ha mantenido mayormente intacto en tres viajes seguidos a la final de la liga, que sólo agregó veteranos a un núcleo de jugadores con el historial más impresionante de la NBA.
Miami y su colección de estrellas son por ahora el foco de la atención y a los monarcas no parece molestarles. Los Lakers saben quiénes son.
"Confiamos en nosotros", dijo Bryant. "No soy un tipo, ni somos un equipo que se preocupe por lo que hacen los demás".
Los Ángeles comienza el martes su temporada ante los Rockets de Houston sin haber terminado de ensamblar sus piezas. Además de que la gira de exhibición en Europa interrumpió los entrenamientos de pretemporada, la mayoría de los titulares se había tomado libre el verano para recuperarse tras la victoria peleada sobre los Celtics de Boston en el séptimo partido de la final.
El ala-pivote español Pau Gasol se tomó sus primeras vacaciones de verano desde 2005 al no jugar en el Mundial de Turquía con su selección. Bryant y el pivote Andrew Bynum se operaron. El entrenador Phil Jackson se refugió en su hacienda en Montana, donde pronto decidió que no estaba dispuesto a dejar pasar la oportunidad de buscar su cuarto tricampeonato de la NBA, algo que nadie ha logrado.
"Cuando la historia está en juego, es difícil resistirse", dijo Jackson. "Creo que tenemos los jugadores para hacerlo y creo que mejoramos en la pretemporada con las contrataciones y la recuperación. Aún falta mucho, pero este viaje podría ser único".
