Henry Serrano Cuéllar regresó a El Salvador para despedir a su madre agonizante, pero su retorno Estados Unidos quedó brutalmente truncado porque fue uno de los 72 inmigrantes latinoamericanos masacrados en México hace tres semanas.
Serrano Cuéllar, de 24 años, fue uno de los salvadoreños muertos en la masacre cerca de la frontera con Estados Unidos y cuyos cuerpos fueron repatriados el domingo y el lunes sepultados en diferentes zonas del país.
“Mi hermano murió como un héroe”, dijo Wendy Serrano Cuéllar la mañana del lunes durante el sepelio de su hermano al que asistieron unas 100 personas en el cementerio central de la población de Quezaltepeque, en la periferia norte de la capital. El féretro estaba cubierto con una bandera azul, blanco y una fotografía de la víctima.
Las familias rehusaron a hablar abiertamente con periodistas por temor a represalias de parte de secuestradores. La cancillería ha recibido denuncias de los familiares de inmigrantes desaparecidos en la ruta a Estados Unidos, les exigen dinero a cambio de la libertad de sus familiares.
Serrano Cuéllar tenía unos cinco años de residir indocumentado en Houston, Texas.
Regresó a El Salvador hace unos dos meses, debido a que su madre agonizaba por enfermedad y a principios de agosto emprendió de nuevo la travesía hacia Estados Unidos, con el infortunado desenlace.
Los cadáveres de 72 migrantes procedentes de Honduras, El Salvador, Guatemala, Ecuador y Brasil fueron encontrados el 24 de agosto en un rancho de San Fernando, en Tamaulipas, a unos 160 kilómetros de la frontera con Estados Unidos.
A la matanza sobrevivieron, al menos, un ecuatoriano, un hondureño y el presidente de El Salvador dijo que también un connacional.