E Stadísticas recientes sobre la baja de indocumentados en Estados Unidos podrían dar una falsa impresión de que el problema migratorio va en camino de resolverse.
Y más que una reducción drástica, en todo caso hablaríamos de una estabilización de inmigrantes en los Estados Unidos, especialmente en el caso de los mexicanos.
De acuerdo al estudio recién revelado por el Centro Hispano Pew de Washington, de marzo del 2007 al mismo mes del 2009 el número de inmigrantes sin documentos bajó de 12 millones a 11.1 millones, esto representa una disminución del 8 por ciento.
Según el organismo se trata de la primera regresión importante en dos décadas, no obstante la caída principal del 22 por ciento obedece a migrantes del Caribe, Centro y Sudamérica y no de México.
El estudio indica que la población mexicana se mantiene desde el 2007 en aproximadamente siete millones de indocumentados, aunque en total son 30 millones de habitantes originarios de México los que viven en Estados Unidos.
El Hispanic Pew Center es un organismo no lucrativo de reconocido prestigio, pero su sede es Washington en donde la política y los intereses partidistas se viven intensamente día tras día.
Según especialistas la baja en el número de migrantes sin documentos legales obedece a la crisis económica norteamericana que ha ocasionado un desplome en la oferta de empleos y también al endurecimiento en las políticas contra la migración.
Las deportaciones anuales se han incrementado significativamente en el gobierno de Barack Obama además de haber sido reforzada la vigilancia y los sistemas para detectar a indocumentados a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos.
Pero todo esto no significa que el complejo problema de la migración esté solucionado. Por el contrario, diríamos que esta reducción ha encarecido el negocio del tráfico de migrantes a la vez que agudizó el sufrimiento y el costo para quienes desean cruzar al país de las promesas.
Ya lo vimos en San Fernando, Tamaulipas, en donde 72 migrantes pagaron con sus vidas el ardiente deseo de llegar a los Estados Unidos.
Los métodos para cruzar son además cada vez más complejos y riesgosos como es el caso de la frontera de California en donde antes morían decenas de personas en el desierto y ahora se enfrentan con el frío, la fuerza y las calamidades del Océano Pacífico.
En la frontera de San Diego se redujo el número de arrestos de indocumentados en el 2010, lo que representa una caída drástica por las razones mencionadas, en especial por la ampliación de la vigilancia.
Pero mientras esto ocurre en tierra, en las aguas del Pacífico son cada día más quienes se internan en lanchas y pangas de frágil seguridad. Este año fueron capturadas 93 lanchas con un total de 745 personas a bordo mientras que el año pasado fueron 49 pangas y 400 arrestados. Dado el poder económico y la vagancia de quienes manejan el comercio de indocumentados, nada remoto sería que pronto utilicen sistemas sofisticados como submarinos o lanchas rápidas para llegar a las costas norteamericanas.
Las bandas del narcotráfico podrían también encontrar nuevas vía para sus siniestros propósitos, en tanto las huestes de Obama construyen bardas y alambradas, como para tratar de tapar el sol con un dedo.
En el caso de mexicanos se mantiene un cruce anual de unos 150 mil indocumentados desde el año 2007 contras los 500 mil que cruzaban a principios de la presente década. En total son 300 mil los migrantes que llegan cada año a suelo norteamericano contra 550 mil que llegaron en el 2005.
A pesar de las reducciones, el Centro Hispano Pew indica que en el 2009 la población total de indocumentados fue un tercio superior al año 2000 y tres veces mayor que 1990.
Obvia decir que mientras existan diez o más millones de indocumentados en el vecino país será imposible hablar de un problema resuelto y menos si se insiste en la vía de la represión policiaca y la persecución legal en lugar de buscar una solución digna y humanitaria.