Agenda. Barack Obama tiene programado reunirse con el Dalai Lama (arriba) la próxima semana. Luto. Miles asistieron al funeral masivo de las víctimas del doble atentado del viernes contra la comunidad shii en la ciudad de Karachi, Pakistán.
Miles de musulmanes de la minoría shii se golpeaban el pecho con los puños ayer en el funeral masivo de las víctimas de dos atentados que sacudieron la ciudad más grande de Pakistán el día anterior.
Al menos 31 personas murieron y 170 resultaron heridas en Karachi el viernes cuando presuntos extremistas suníes detonaron una bomba cerca de un autobús que llevaba peregrinos shiies y luego atacaron un hospital importante que trataba a las víctimas del primer estallido, dijo el vocero gubernamental Jamil Soomro.
Karachi tiene antecedentes de violencia religiosa entre shiies y suníes y la ciudad ha estado tensa en las últimas semanas por enfrentamientos entre partidos políticos rivales que dejaron decenas de muertos.
Las fuerzas de seguridad estaban en alerta máxima en el funeral en la zona de Malir, dijo el vocero de las fuerzas paramilitares mayor Aurang Zeb. Muchos negocios de la ciudad portuaria sureña realizaban una huelga como protesta por los atentados.
Unas 7 mil personas asistían al funeral, dijeron testigos.
Aunque ningún grupo se atribuyó los atentados, en Pakistán hay grupos extremistas suníes que han atacado a los shiies en el pasado.
A fines de diciembre, 44 personas murieron cuando una bomba estalló en una procesión shii en esta ciudad.
Las explosiones del viernes coincidieron con Arbain, el último día del período anual de 40 días de duelo por el imán Hussein, una figura reverenciada por los shiies.
La primera bomba iba en una motocicleta y fue detonada cerca de un autobús que llevaba fieles shiies, la mayoría mujeres y niños, a una procesión.
Dos horas más tarde, la segunda bomba explotó afuera de la entrada de la guardia de emergencias del hospital Jinnah, lleno de víctimas del primer ataque y sus familiares.