La ONU advirtió el lunes que muchos de los 20 millones de damnificados por las inundaciones en Pakistán no han recibido aún ayuda de emergencia, al tiempo que el banco Mundial dijo que desviará 900 millones de sus préstamos existentes para ayudar en las tareas de recuperación.
Las inundaciones comenzaron hace tres semanas, pero la crisis pudiera empeorar, y las autoridades han advertido que el río Indo pudiera desbordarse de nuevo en los próximos días.
El frágil gobierno de Pakistán ha sido severamente golpeado por el desastre, que ha afectado a una quinta parte del vasto país de 170 millones de habitantes. El gobierno además enfrenta otros graves retos, como la debilidad de la economía y el violento extremismo islámico.
El presidente Asif Ali Zardari reconoció el martes que el gobierno había respondido pobremente a las inundaciones. La reputación de Zardari cayó aún más cuando él decidió visitar Europa mientras ocurría la crisis.
"Sí, la situación podría ser mejor. Sí, podrían haberse hecho mejores arreglos. Sí, todo pudo haber sido mejor. Si pudiéramos tener esos recursos", le dijo Zardari a grupos locales de ayuda en una reunión. "Tenemos que proseguir sin importar las críticas".
Grupos caritativos locales y agencias internacionales han llevado agua, albergues y tratamiento médico a las áreas más afectadas en el noroeste y el las provincias de Punjab y Sindh. Pero las agencias de ayuda y el gobierno británico se han quejado de que la respuesta internacional al desastre no ha sido lo suficientemente buena.
La ONU pidió la semana pasada 459 millones de dólares para gestiones de socorro inmediatas. Ha recibido 40% — unos 184 millones —, dijo Maurizio Giuliano, un portavoz de la organización. Y 43 millones adicionales han sido prometidos.
"Nos gustaría que las promesas se convirtiesen en cheques lo más pronto posible, porque la situación está empeorando", dijo Giuliano a The Associated Press.
El Banco Mundial dijo que los fondos que está ofreciendo son para ayudar a Pakistán a recuperarse de las inundaciones y serán desviados de proyectos actuales y planeados en el país. Con una enorme destrucción de carreteras y puentes y cosechas arrasadas en muchas áreas, las autoridades esperan que la reconstrucción tome años y miles de millones de dólares.