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MINUTO ROTARIO

"SER ROTARIO EN EL 2010"

DR. IGNACIO MÉNDEZ LASTRA

Al comenzar este año 2010, es importante plantearnos nuestra identidad sobre: quiénes somos, qué hacemos, hacia dónde vamos y qué derroteros debemos perseguir para alcanzar nuestras metas.

Con frecuencia nos cuestionamos si el camino que estamos siguiendo en los diferentes aspectos de la vida es el correcto, bien sea para corregir, a veces para afinar o robustecer conductas y en algunos otros casos para replantear estrategias. Estos altos en la existencia, nos permiten salir más fortalecidos en la imaginación, creatividad y acción que perfilan nuestra personalidad actual.

Los que nos encontramos trabajando en un Club Rotario, en muchas ocasiones hacemos a un lado otro tipo de compromisos, por conseguir las metas del Club y del Rotarismo Internacional, cumpliendo programas de tipo social, que son una garantía, ya que han sido puestos a prueba en otras naciones, siempre tratando de servir a los demás y procurando que este planeta sea un mejor lugar para vivir y convivir.

Recientemente encontré una reflexión de un compañero rotario de Colombia, José Zabalaga Ortega, sobre este tópico, que encuentro muy estimulante para normar nuestra actividad y revisar nuestra conducta, aquí, expongo en seguida.:

"Ser rotario, es ser parte de una gran familia, pero va más allá de ser parte de un cuadro social, va más allá de estar asociados a un club con nombre y apellido, va más allá de un lema que nos da la orientación de nuestras acciones, e incluso va más allá de ser parte de una de las instituciones más grandes y efectivas del planeta.

Ser rotario, es pensar, actuar, sentir, respirar, comer, dormir. En resumidas cuentas, vivir cada segundo de nuestras vidas, como un ejemplo de vida.

Es aceptar nuestras fortalezas y nuestras debilidades y ponerlas al servicio de nuestra gente, propia y extraña. Es aprender que cada día que pasa nos debemos más y más a cada uno de los seres que habita este planeta.

Es cobrar conciencia de que estamos en la obligación de devolver a la vida, todo lo que la vida nos ha dado, no importa cuán pequeños o grandes hayan sido sus dones.

Es aprender a crecer con cada uno de nuestros aciertos y con cada uno de nuestros errores.

Es entender que la senda rotaria es una senda privilegiada de servicio, y que si estamos en ella, debemos honrarla con nuestro trabajo y con nuestra entrega incondicional.

Es tender la mano, es mostrar la otra mejilla, es nacer y renacer constantemente.

Es reinventarnos periódicamente a favor de nuestro semejantes. Es enseñar a pescar no sólo a dar pescados. Es aprender que se puede ser tan útil con tan poco. Es entender que sí se puede.

Es romper paradigmas y mostrarle a todo el mundo que cuando se quiere, se puede.

Es entender que nadie es mejor que nadie y que "Un hombre tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, sólo cuando lo ayude a levantarse". Es luchar cotidianamente con nuestros íntimos demonios y aprender de ellos también.

Es obrar un cambio trascendental en nosotros mismos. Es empezar a creer en nosotros mismos, y más importante aún, empezar a creer en los demás.

Es aprender a amar en la más pura de las formas. Es volver a ser un niño de cinco años, sin miedo a conocer cosas nuevas, a hacer nuevos amigos, a compartir nuevas circunstancias, a estar y disfrutar de otras tierras; ser un niño sin miedo a crecer y a creer.

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