Llegaron los Reyes Magos al portal y entregaron sus dones al Niño de Belén.
Melchor, el anciano de luenga barba blanca, le ofrendó oro como homenaje a su realeza.
Gaspar, el joven sabio de mirada clara, le ofreció incienso en reconocimiento a su divinidad.
Baltasar, el hombre de piel como la noche del desierto, le dio mirra para simbolizar su calidad de Hijo del Hombre.
La Virgen vio aquellos ricos dones y preguntó a los Magos:
-¿No trajeron alguna cobijita?
¡Hasta mañana!...