Me habría gustado conocer a Don Shula, famoso coach de futbol americano.
Con su esposa y sus dos hijos fue a pasar vacaciones en un pequeño puerto pesquero de Maine. Cierta noche decidieron ir al cine, el único que había en el lugar. Cuando entraron en la sala, las 12 personas que estaban ahí prorrumpieron en aplausos y gritos jubilosos.
-¡Lo que es la televisión! -le comentó, halagado, Shula a su mujer-. ¡Hasta en este remoto sitio me conocen!
En eso se le acercó uno de los lugareños.
-Perdóneme, señor -se disculpó-. No sé quién sea usted, pero quiero darle las gracias a nombre mío y de mis amigos. El dueño del cine nos dijo que no pasaría la película si no había por lo menos 15 personas en la sala.
Me habría gustado conocer a Don Shula, el célebre coach de los Delfines. Recibió una lección valiosa de humildad, y no pagó por ella absolutamente nada.
¡Hasta mañana!..