Le digo a don Abundio:
-Estoy envejeciendo.
Y me contesta él:
-Soy 15 años mayor que usted, licenciado. A su edad todavía es uno joven.
El otro día me dijo un amabilísimo señor a quien hacía mucho tiempo no veía:
-Se ve usted muy bien, don Armando. Hasta parece que va rejuveneciendo. Es como aquel personaje de Óscar Wilde -¿cómo se llamaba?- ah, sí: Ernesto.
Estoy envejeciendo, sí, pero no me siento viejo. Es más: me gusta tener la edad que tengo. A mis años tienes más experiencia, más recuerdos, más tolerancia, más serenidad, más tiempo para ti... Sobre todo, tienes nietos.
¿Se puede pedir más?
¡Hasta mañana!..