Don Adolfo Sánchez Ramos, antiguo profesor del Ateneo Fuente, preguntaba con sincero asombro:
-Si las matemáticas existen ¿por qué hay tanto desorden en el mundo?
Veía él en la ciencia de los números una armonía capaz de someter al caos, y se angustiaba al observar que los hombres no sujetaban sus acciones a esa perfecta simetría.
Yo pienso ahora que el maestro se olvidaba de la libertad -no sé si bendición o maldición del hombre-, de la cual los números no saben nada. El 5 sigue al 4 ineluctablemente. Pero entre los humanos ninguno obedece forzosamente un canon o una ley.
Me alegra que el hombre no tenga números en el corazón y el alma. Pero me aflige también, como al maestro, que el caos que el hombre lleva en sí no pueda someterse a la armonía perfecta de la matemática, cuya belleza es expresión del orden, cuyo orden es expresión de la belleza.
¡Hasta mañana!..