Malbéne, el controvertido teólogo, publicó un artículo en la revista lovaniense "Lumen". En él propone una arriesgada tesis:
"... Los cristianos debemos aplicar el sistema copernicano a nuestra fe. Hacemos de Cristo el centro de nuestra religiosidad, en igual forma que los antiguos hacían de la Tierra el centro del Universo. Reconozcamos con humildad que hay otros modos de conocer a Dios, y de adorarlo, y hagamos de ese Padre común el centro universal de nuestro credo. Eso no debilitará nuestro cristianismo, antes bien nos hermanará con quienes creen en Dios, como nosotros -judíos, musulmanes, budistas, y toda la vasta gama de creyentes-, aunque lo llamen con otro nombre y lo veneren en distinto modo...".
No sé si la invitación que hace Malbéne caerá en terreno fértil. Hay cristianos que piensan todavía en términos de "ellos y nosotros". Esa expresión no deja de ser soberbia y excluyente. Cuando en verdad nos consideremos hermanos de todos no habrá ya "ellos": todos seremos "nosotros".
¡Hasta mañana!...