Estamos en los albores de la civilización.
Le dice Adán a Eva:
-Ugh.
Eva no responde. Vuelve a decir Adán:
-Ugh, ugh, ugh.
No le contesta Eva. Dice Adán otra vez:
-Ugh, ugh, ugh, ugh, ugh, ugh.
Sigue Eva callada. Y Adán:
-¡Ugh, ugh, ugh, ugh, ugh, ugh, ugh, ugh, ugh, ugh, ugh, ugh, ugh, ugh, ugh, ugh, ugh, ugh, ugh, ugh, ugh, ugh, ugh!
Dice por fin Eva:
-Ugh.
Y entonces Adán no dice nada ya.
Esta historia nos enseña que ya desde aquellos remotos tiempos Eva decía siempre la última palabra.
¡Hasta mañana!..