"... Las Cabrillas, los Tres Reyes, / la Luna ya se metió. / ¡Oh, Señor de Mapimí, / despierta, ya amaneció!..".
La voz de los peregrinos resuena en las cañadas y en el valle.
"... Esa Sierra de Jimulco, / que se mira desde aquí, / es en donde fue encontrado / el Señor de Mapimí...".
Los caminantes de la tierra ponen sus esperanzas en el Cielo:
"... Ya diviso el río Jordán. / Por él debemos pasar / a la gloria de Dios Padre. / Él nos ha de perdonar...".
He recibido un amoroso libro. Me lo envió Héctor Guerrero, que le puso cubierta de madera y piel. En él recogió las alabanzas que el pueblo canta al Señor de Mapimí para pedirle su bendición.
Tesoro de arte y fe son esos cantos. Cuando los oigo me conmuevo, pues tienen la certidumbre que me falta a mí. Por ellos le doy gracias a Héctor, sabio musicólogo cuyas investigaciones han enriquecido el acervo cultural de nuestra tierra. En sus búsquedas muchas veces me he encontrado yo.
¡Hasta mañana!..