El Funcionario del Estado le ordenó al Señor Pérez:
- Di un número. Cualquiera.
Arriesgó, temeroso, el Señor Pérez:
- Siete.
- Ése no -se molestó El Funcionario-. Otro, cualquiera.
- Nueve.
- Ése tampoco -volvió a decir, irritado, El Funcionario-. Otro, el que sea.
- Tres.
- Tampoco ése -repitió con enojo El Funcionario-. Di algún número, el que quieras.
Otro número dijo el Señor Pérez. No le gustó tampoco al Funcionario. Mucho tiempo ha pasado. El Funcionario le sigue ordenando al Señor Pérez que diga un número, cualquiera. Lo dice el Señor Pérez, y El Funcionario le contesta que ése no. Querría el Señor Pérez que los números se acabaran, para que se acabara su tormento. Pero los números jamás se acabarán. Jamás, tampoco, se acabarán Los Funcionarios.
¡Hasta mañana!..