Éstos eran dos hombres.
Uno llevaba en la mano un pajarraco gris, sin gracia, de cuyo pico salían sólo graznidos cacofónicos.
El otro, en cambio, traía volando sobre sí una bandada de hermosos pájaros versicolores: cisnes darianos; colibríes de Nezahualcóyotl; becquerianas golondrinas; águilas de Chocano; saltaparedes lópezvelardianas; búhos de Gonzáles Martínez; gavilanes de Machado...
El hombre que traía en su mano el pajarraco gris se aburría soberanamente. En cambio el otro vivía en un constante asombro, auroleado por su arco iris de alas y su sinfonía de trinos.
Yo miro a los dos hombres, y llego a una conclusión: es absolutamente falso el refrán según el cual más vale pájaro en mano que ciento volando.
¡Hasta mañana!..