Hay en el cementerio de Abrego una tumba. Al lado de esa tumba se ve una flor. La tumba es gris; la flor, azul. Me acerco y escucho ahí una voz:
"... No tuve fe mientras viví. ¿Cómo pude vivir sin tener fe? No tuve esperanza. Mi vida fue una continua desesperación. Y no tuve caridad, que es otro nombre del amor. Por eso viví solo y morí solo, que es una triste forma de morir.
"... Ahora sé que debemos tener fe en la fe, y esperar la esperanza, y amar siempre al amor. Sin esas tres virtudes la vida se hace gris. Con una sola de ellas, el amor, que a las otras dos envuelve, la vida puede pintarse con el mismo color que tiene el cielo...".
Hay en el cementerio de Abrego una tumba. Y fuera del cementerio hay más, porque aquéllos que no tienen fe, ni esperanza, ni amor, están ya muertos. Su vida es una tumba.
¡Hasta mañana!..