A mí me pasan cosas que sólo a mí me pasan.
La semana anterior me disponía a dar una conferencia en Cancún. Minutos antes de empezar, la amable dama que me había invitado fue hacia mí y me dijo:
- Don Armando: usted da muchas conferencias ¿verdad?
- Así es -le respondí-. No tantas como quisiera, pero seguramente más de las que debería.
Prosiguió ella:
- Y antes de empezar ¿no se pone nervioso?
- Jamás -le respondí con determinación-. He aprendido a evitar el nerviosismo concentrándome en lo que hago.
Volvió a preguntarme con el mismo tono de amabilidad:
- Y si no se pone nervioso, y se concentra, ¿entonces qué está haciendo en el baño de mujeres?
Lo dicho: a mí me pasan cosas que sólo a mí me pasan.
¡Hasta mañana!..